Lauda Jerusalem, Dominum, Lauda Deum tuum Sion, Hosanna, hosanna Filio David

Hemos celebrado en Montalegre el inicio de la Semana Santa con la celebración solemne del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor que en este año 2025 ha correspondido al 13 de abril.

Es una celebración absolutamente singular. Se inicia con la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén. Los fieles con nuestros ramos y palmas ya estábamos esperando el inicio de la ceremonia en el lugar establecido, en el caso de Montalegre ha sido el Pati Manning que en días festivos está cerrado salvo excepciones como el día de Ramos. Los presbíteros y monaguillos han salido de la sacristía procesionando por la nave central del templo hasta el atrio. Allí el rector ha leído los textos litúrgicos de la antífona, la oración y el evangelio. Hemos aclamado al Señor nuestros ramos y hemos sido bendecidos con abundante agua bendita. Mn. Xavier Argelich ha referido un comentario breve recordando que aquellas palabras de Jesús de Ir a la aldea de enfrente, encontrareis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis, y si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y os los devolverá pronto, eran palabras conocidas pues las había anunciado el profeta, y en ese día se cumplió.

A continuación, se inició la procesión de los presbíteros, los monaguillos y todos los fieles que estábamos allí, cantando al unísono Lauda Jerusalem, Dominum, Lauda Deum tuum Sion, Hosanna, hosanna Filio David. Seguimos por la nave central de Montalegre situándonos en los bancos. La cruz procesional subió al presbiterio, lugar en el cual el rector se retiró la capa pluvial y se revistió con la estola y la capilla para la celebración eucarística. La puerta principal del templo se mantuvo abierta, la que da al Pati Manning, como pocas veces la hemos visto.

La Santa Misa

Los cánones litúrgicos establecen solemnidad para el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, eso significa que los cantos, el incienso y las bendiciones tienen más protagonismo de lo habitual, todo para dar más gloria al Señor. Las lecturas son las fijas de cada año, a excepción de la lectura del Evangelio que es la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Para el ciclo A de este año 2025, se leyó la Pasión según San Lucas, en su versión completa. Tal como comentó el rector, el texto describe con todo tipo de detalle la última cena del jueves santo, el prendimiento, los juicios a que fue sometido Jesucristo, su crucifixión y muerte en la cruz. Nos invitó a que en estos días de semana santa la meditásemos, fijándonos en los numerosos personajes, algunos de ellos fuertes pues se mantuvieron fieles a Jesús, otros huyeron como los apóstoles, las mujeres lloraron, pero estaban ahí, con Él. De todo ello hemos de sacar consecuencias prácticas para nuestra vida familiar, social y profesional.

Las plegarias de los fieles la leyeron cuatro jóvenes que próximamente recibirán el sacramento de la Confirmación.

Nota final

Acabada la larga lectura de la Pasión, en uno de los últimos bancos de Montalegre, se desvaneció una feligresa, cosa que hizo interrumpir el inicio de la homilía del rector, el cual pidió a los presentes que si había entre nosotros un médico o una enfermera acudieran a asistirla. Se trataba de una súbita bajada de azúcar. A los diez minutos se prosiguió la celebración sin otro percance. ¡Gracias a Dios! El templo estaba llenísimo de fieles hasta el final participando con piedad y oración en todo momento, actitud que agradeció el rector, deseando a la feligresa una pronta recuperación. En la despedida, recordó los horarios de las misas y oficios de estos días santos, anunciando que en la Vigilia Pascual serían bautizados dos adultos y un bebé.

Isabel Hernández Esteban

El triunfo del amor y de la esperanza

Transcurrido el tiempo cuaresmal nos introducimos en el triduo pascual y en el tiempo pascual. El camino cuaresmal culmina en la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Tal como nos lo recuerda el apóstol san Juan: “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo” En pocas palabras el apóstol nos presenta con gran belleza y profundidad  lo que sucederá a continuación: El Verbo encarnado se entrega libremente, por amor, a la muerte en rescate de la humanidad, para luego llenarnos de esperanza y alegría con su resurrección. Ha triunfado el amor de Dios y nos llena de esperanza para que también nosotros podamos recorrer el camino que nos conduce hasta la felicidad plena, hasta Él, Dios y hombre verdadero.

Al revivir una vez más la agonía en el huerto de los Olivos, el prendimiento, la injusta acusación, el proceso ante Pilato, el camino al Calvario, su muerte y sepultura, nos sentimos impulsados a acompañarlo de cerca, a esforzarnos por vivir más atento a sus requerimientos, es decir, a evitar el pecado y buscar hacer el bien. La contemplación de la Pasión de Señor nos ayuda a desprendernos de nuestras soberbias y egoísmos para poder vivir más en Él y por Él. De esta manera, nuestra vida cobrará renovado vigor, querremos amar más, de verdad, entregándonos al servicio de Dios, de su Iglesia y de los demás. Nos entusiasmaremos con recorrer, por amor, el camino de la Cruz que es el camino de Cristo y del cristiano.

Ese camino culmina en la alegría de la Resurrección, donde todo es luz, esperanza y amor. Es el triunfo del amor y de la esperanza. La resurrección de Cristo ilumina y llena de vida toda nuestra existencia, todo lo que hacemos y somos. Ante esta gran Verdad, no podemos quedar pasivos y mudos. Nos lleva a anunciarlo continuamente y llevar este anuncio a todos los sitios. Cristo ha vencido y nos ha obtenido la vida eterna. Por eso, el cristiano que vive de fe, esperanza y amor nunca fracasa, siempre triunfa, su vida tiene sentido e ilumina a los demás. Si contemplamos la actitud de la Virgen María al pie de la Cruz y ante la resurrección de su Hijo, nos será más fácil darnos cuenta de esta realidad.

Mn. Xavier Argelich

Montalegre inicia los actos jubilares en el Jubileo de la Esperanza para 2025

A la vista de la convocatoria del Papa Francisco de establecer el Año Jubilar de la Esperanza para 2025, la pastoral de Montalegre está preparando para este año diversos actos jubilares en los templos que así han quedado establecidos de acuerdo con las decisiones de la Conferencia Episcopal Española.

El primero de ellos lo hemos celebrado este pasado sábado 22 de marzo de 2025 en la Catedral de Barcelona. Un total de 45 feligreses de Montalegre hemos acudido a esa llamada. Unos cuántos peregrinaron por sus medios desde sus domicilios y otros a pie desde Montalegre junto al rector. El encuentro se produjo a las 10.15 h. Una vez congregados todos, entramos en grupo a la Catedral atravesando la Puerta Santa del templo, acto que forma parte de las condiciones establecidas para ganar las indulgencias jubilares.

Atravesamos parte de la nave central y el coro. Descendimos a la cripta de Santa Eulalia, patrona menor de la archidiócesis de Barcelona, la cual está enterrada en un sepulcro de mármol a la vista ubicado debajo del altar mayor de la Catedral. Mientras los fieles nos situamos en los bancos, Mn. Xavier Argelich se revestía en la sacristía.

 

El acto jubilar

Además de las dos velas propias de una misa ordinaria, colocamos en el altar una vela que simbólicamente nos recordaba que estábamos celebrando un acto jubilar. Unos peregrinos que recientemente habían estado en Roma para ganar el jubileo la compraron en la librería vaticana para este fin.

El rector de Montalegre inició el acto con las lecturas de diversas oraciones que nos ponían en presencia de Dios y nos preparaban para el arrepentimiento de nuestros pecados y de sus huellas. Nos recordó que para ganar la indulgencia plenaria del jubileo habíamos de cumplir, cada uno, las siguientes condiciones: Rezar por el Papa un padrenuestro, con el avemaría y el gloria, acudir a un acto eucarístico como el de ese día, arrepentirnos de nuestros pecados, acudir a la confesión sacramental, recibir la comunión, rechazar personalmente el pecado y no querer volver a pecar. Con ello, se gana la indulgencia plenaria para uno mismo (no para otros vivos) y para los fieles difuntos del purgatorio. Apuntó que como decía san Josemaría, fundador del Opus Dei, que Dios repartía las indulgencias por igual a todos los que estaban en la vida purgante. Así pues, rezamos el padrenuestro completo y la oración escrita por el Papa Francisco para este jubileo 2025.

La homilía de la santa misa

Cuando organizamos este acto jubilar no lo hicimos escogiendo el día de acuerdo con las lecturas de la misa, sin embargo, el santo evangelio de hoy es el texto del perdón por antonomasia, es decir, es el relato de la parábola en la que se nos presenta el Dios de la Misericordia y del perdón ante el Hijo Pródigo. El evangelio nos habla de este padre que perdona. El hijo recibió la mitad de su herencia y se fue de casa pensando que iba a vivir mejor haciendo uso de su libertad y de sus fuerzas como quería. Sin embargo, acabó cuidando cerdos, que para los judíos era el peor trabajo que podían ejercer. Pero vio la luz, recordó lo bueno que era su padre y se arrepintió de su conducta. Decidió regresar a la casa del padre, el cual al verlo de lejos salió a su encuentro y lo llenó de besos. El hijo le pidió perdón. De la misma manera Dios te perdona a ti. El padre le puso un anillo devolviéndole la condición de hijo, y celebró una fiesta.

La conducta del hijo mayor no fue la misma, pues reacciona recriminándole al padre la fiesta y los regalos. Pero el padre le hace recapacitar que no ama, diciéndole Todo lo mío es tuyo. Así es nuestro Padre Dios, todo su amor es nuestro, de cada uno.

A Él hemos de pedirle gracia y ayuda para ir al sacramento de la confesión. También démosle gracias porque no siempre pecamos, es nuestro bien y nos alegramos por estar cerca del amor de Dios, y por último por la gracia jubilar que ahora recibimos.

Recordó a santa Eulalia, una mujer joven y mártir que fue sometida a distintas torturas, pero no renunció a su fe. Para acabar nos dijo que ante tanta indiferencia y actitudes contra Dios podemos temer, pero no nos pongamos tristes y demos gracias a Dios porque estamos a su lado. Pidámoselo a la Virgen Santísima, a san José y a santa Eulalia.

Detalles de la celebración

Los colaboradores habituales de Montalegre acometieron sus servicios con total delicadeza e iniciativa, los lectores David, Luz María e Isabelita; recogiendo la limosna para la Catedral Gogui; de monaguillo Joan. Un agradecimiento especial para David y Gogui ya que permanecieron de pie toda la celebración cerrando el acceso a cualquier persona aliena al grupo, por razones de seguridad de la Catedral.

A continuación, el rector pidió a los asistentes que nos juntásemos para la foto del grupo. Un turista fue reclamado para realizar las fotos. Después cada familia realizó la visita por la catedral el tiempo que quiso, así como un ratito de oración ante el conocido Cristo de Lepanto y su Madre dolorosa que en la Catedral de Barcelona se da la costumbre de descolgarlos de la Capilla del Santísimo durante las semanas de Cuaresma, para ponerlos más al alcance de los fieles, teniendo en cuenta la gran devoción popular que existe en Barcelona a estas imágenes, antiguas y santas.

Isabel Hernández Esteban

El camino cuaresmal en el año santo

Iniciamos la cuaresma en este año santo y por eso os propongo que os la planteéis como un camino a recorrer con verdadero espíritu de conversión y penitencia personal. El camino cuaresmal siempre nos invita a la conversión del mismo modo que lo hace el año jubilar. Tenemos una doble motivación para que esta cuaresma suponga un auténtico encuentro con el amor misericordioso de Dios.

La Iglesia nos invita siempre en este tiempo a reencontrarnos con Cristo mediante la oración, el sacrificio y las obras de caridad, que nos facilitan reconocer nuestros pecados y nos llevan al arrepentimiento y la contrición, que culmina en el abrazo paterno y materno de Dios en el fabuloso sacramento del perdón. De esta manera, nuestra alma queda limpia y purificada para poder unirse a Cristo en su Pasión y muerte y gozar con Él en su Resurrección.

El camino cuaresmal que procuraremos recorrer en este año santo nos conduce a la penitencia que proviene de la palabra griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (cambio espiritual) del pecador. La penitencia hace referencia a todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador. Supone un cambio de vida, ya que es un acto del pecador por el que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él. De ahí, que este año jubilar sea una gran ocasión para crecer en ese espíritu de penitencia que tanto nos ayuda a acercarnos más a Dios, a manifestarle nuestro agradecimiento y amor por su entrega total a los hombres.

Tal como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: “La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración, la limosna, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás (n. 1434)”. Busquemos, con la ayuda de la Virgen María y de San José, la mejor manera de recorrer este camino cuaresmal.

Mn. Xavier Argelich

Un camino de esperanza

El jubileo que estamos viviendo este año, como todo jubileo, tiene un elemento fundamental: la peregrinación. Peregrinar es ponerse en camino, emprender un recorrido hasta llegar a un lugar concreto, al que se quiere ir por algún motivo principalmente espiritual. Nos ponemos en camino para conseguir aquello que deseamos. Es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida. El año santo nos invita a caminar hacia la gracia del perdón de nuestros pecados y de la purificación del alma. Por eso es un camino de esperanza, porque confiamos plenamente en obtener esa gracia que nos conduce al Amor de Dios, al cielo.

Como nos dice el Papa Francisco, “la peregrinación a pie favorece mucho el redescubrimiento del valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial.” Cuando peregrinemos a una iglesia jubilar busquemos revitalizar nuestro camino de fe y bebamos de los manantiales de la esperanza, sobre todo acercándose al sacramento de la Reconciliación, punto de partida insustituible para un verdadero camino de conversión.

La vida cristiana es un camino que necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, la cual nos permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús. El año jubilar es uno de estos momentos. Aprovechemos este momento para introducirnos con mayor confianza al amor misericordioso de nuestro Padre Dios. Si sabemos acudir al sacramento de la reconciliación con verdadero arrepentimiento de nuestros pecados, con la disposición interior de abrir totalmente nuestra alma para que el sacerdote, ministro de Dios, pueda purificarla bien y nos ayude a formular un auténtico propósito de enmienda, obtendremos una paz inmensa y nuestra alegría será indescriptible. Si lo hacemos, habremos aprovechado el tiempo fuerte de espiritualidad que la Iglesia nos ofrece. No hay nada mejor que dejar que Dios nos cure y nos salve con su perdón y gracia abundante.

Acudamos frecuentemente al trono de la gracia, a María, refugio de los pecadores, consoladora de los afligidos y nos será más fácil recorrer este camino de esperanza.

Mn. Xavier Argelich

Celebración de la Candelaria en la Iglesia de Santa María de Montalegre

El domingo 2 de febrero de 2025 se ha celebrado en Montalegre la gran fiesta de Jesús y de la Santísima Virgen, su madre, conocida como la Candelaria. En esta ocasión al coincidir en domingo, el día del Señor, la hemos celebrado con más solemnidad, inundando con cantos la procesión de las velas y la santa misa.

Se inició al fondo de la nave central con la ceremonia del encendido de las velitas que los fieles pudimos recoger a la entrada de la iglesia. El ceremonial siguió con la bendición, con agua de bendita, de todos nosotros y de las propias velitas. Con la lectura de los textos apropiados al acto y el canto continuo de El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida. Si el Señor es mi luz ¿A quién temeré? ¿Quién me hará temblar? procesionamos por la nave central, detrás del celebrante, hasta nuestro asiento en los bancos.

Al acabar el canto del Gloria in excelsis Deo, antes de las lecturas de la misa, el celebrante indicó al pueblo que era el momento de apagar las velas.  

 La homilía

En la homilía, el rector de Montalegre nos habló diciendo: Esta es la fiesta del Señor, la presentación del primogénito y la presentación de la madre del niño, ninguno de los dos necesitaba de purificación, pero cumplieron el mandato de la ley de Moisés, tal cual estaba escrito y prescrito para los judíos. Este cumplimiento tiene un significado muy profundo pues se trata del rescate del primogénito. Aquellos ancianos Simeón y Ana que esperaban el cumplimiento de la promesa hecha por Dios al pueblo elegido se estaba cumpliendo, dando así un paso clave, un impulso del Antiguo Testamento al nacimiento del Nuevo Testamento.

Simeón representa a la Esperanza del pueblo, por ello cogiendo el niño en brazos pudo decir Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Esto es una invitación a los seguidores de Cristo para que sepamos alumbrar, evangelizar ¡Portones! alzad los dinteles, que se alcen las puertas eternales, va a entrar el Rey de la gloria, cantaba el salmo 23. Por eso hemos hecho la procesión con las velas encendidas para que recordemos vivir con esa luz encendida, sin miedo, iluminando a los demás porque hemos sido salvados por el Señor siendo purificados por medio de los sacramentos del bautismo y la confirmación.

Nota final

Además de la fiesta de la Candelaria, recordamos que era el primer domingo de san José, de los siete que se recuerdan, antes de la fiesta de san José el próximo 19 de marzo, patrono de la Iglesia. Es por ello que en el ofertorio de la misa la directora de la Coral Montalegre cantó una oración a san José y en la post comunión el Himno a san José.

Al día siguiente, el 3 de febrero, celebramos san Blas, el protector de las gargantas, y quién tuvo la oportunidad y la aprovechó recibió la bendición de las velas cruzadas en su cuello con Que san Blas te proteja la garganta.

Isabel Hernández Esteban

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