La Navidad

naixementDespués de los cuatro domingos del tiempo de Adviento, un tiempo fuerte de la liturgia, en el que nos habremos preparado a través de la penitencia y la oración, llegaremos al día 25, en el que conmemoraremos nuevamente el Nacimiento de Jesús en Belén.

Realmente es grande el hecho que recordamos, que resumimos en pocas palabras, pero que es casi inabarcable por nuestro entendimiento: Dios infinito y eterno se hace hombre, y encierra su divinidad en una naturaleza humana… Y así entra Dios en el mundo, hecho un niño y sometido a las leyes de la Naturaleza que Él mismo creó. Y así le veremos muchas veces a lo largo de estos días, en tantas representaciones inspiradas en el relato que encontramos en los Evangelio: Jesús, María y José, los pastores y sus ovejas, la estrella, y allá lejos los Magos que vienen de Oriente…

Quizá porque la Navidad es algo tan grande hay que verla con ojos de niño, que aceptan la Verdad sin hacerse grandes preguntas, sencillamente, que se acerca al nacimiento a mirar y a rezar, y a jugar con la imaginación junto a Jesús pequeñito…

Quizá por eso los mejores textos para la vivir la Navidad no son los grandes tratados de teología que intentarán explicarnos el misterio, sino que los encontramos en los Villancicos, esas canciones en las que la tradición ha querido rendirse ante la gran maravilla, ante aquello que es tan grande que no cabe en nuestra cabeza, pero que comprendemos con el corazón, que es el que sabe de amor.

Mn Francesc Perarnau

Fin del Año litúrgico

Liturgia (1)Con la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, terminamos un año litúrgico en la Iglesia. Esto nos permite hacer una breve reflexión sobre la Liturgia en la Iglesia y su importancia.

La palabra Liturgia tiene su origen en una palabra griega (leitourgia) y se refiere a un servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad. Entre los diferentes usos que hoy tiene este término, lo usamos en la Iglesia Católica para designar todo el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración de los sacramentos.

La liturgia es mucho mas que la organización de los diferentes ritos, de su estructura y las normas por las que se rige; se refiere mas bien a la razón y significado de los símbolos y de los signos que en los ritos se contiene, en los que se expresa la celebración de la fe.

En la constitución del Concilio Vaticano II dedicada a la Liturgia (Sacrosantum Concilium), un auténtico tratado sobre el tema, se explican los fundamentos de la misma y los criterios con los que hay que vivirla.

Una idea central es que Jesucristo es el Sacerdote principal, y toda la Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo:

“La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia” (SC 7).

A través de las celebraciones litúrgicas, que se desarrollan a lo largo del Año litúrgico, la Iglesia nos ilumina, nos enseña, nos introduce en la vida del Cuerpo Místico de Cristo. Se puede decir que es a través de ella que vivimos en Cristo.

Mn Francesc Perarnau

El gran tema de la familia

familiaEs evidente que el tema de la familia es un tema esencial para la vida de la sociedad y también para la vida de la Iglesia. La familia en sentido cristiano, de acuerdo con la revelación contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición, nace en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, en cuyo seno entran en el mundo y son acogidos con la dignidad que les corresponde, los nuevos seres humanos, hijos de la familia e hijos de Dios.

Como es fácil comprobar dando una rápida ojeada a nuestro alrededor, la realidad familiar está atravesando en nuestra sociedad unos momentos difíciles, en los que se ve interpelada por habitos y fórmulas de convivencia diferentes que, con frecuencia, ponen en contradicción los modos de hacer que se han desarrollado en las sociedades de inspiración cristiana a lo largo de los siglos.

También es indudable que hay una presión importante por parte de aquellos cristianos que se encuentran en situaciones familiares difíciles o contradictorias y que necesitan una luz clara, una orientación adecuada, que los pastores de la Iglesia, a quienes corresponde la misión de enseñar y gobernar, han de procurarles.

Para tratar el tema de la familia en la actualidad,  del 5 al 19 de octubre se celebrará en Roma la   III Asamblea General del Sínodo de Obispos que tiene como tema “Los desafíos Pastorales de la familia en el contexto de la evangelización.

La Asamblea General Extraordinaria del Sínodo se reúne, cuando el tema a tratar tiene una relevancia especial y necesita una respuesta urgente, lo que ya da idea de la importancia que el Papa da a la temática de la familia en estos momentos históricos.

El tema del Sínodo empezó a prepararse en el año 2013 con las encuestas que se realizaron en todos los obispados del mundo, en las que se recogieron las diversísimas problemáticas que se dan. Llega ahora el momento de las reuniones de los Padres Sinodales.

Es importante que todos recemos y encomendemos al Espíritu Santo que les ilumine y que ellos sepan ser dóciles a sus inspiraciones para que la Iglesia, una vez mas, pueda dar la respuesta adecuada a los retos que en estos momentos se le presentan.

Mn Francesc Perarnau

Don Álvaro

Alvaro-del-PortilloEl dia 27 de este mes tendrá lugar en Madrid, ciudad en la que nació, la beatificación del siervo de Dios Álvaro del Portillo. Tengo como una gracia de Dios el haber tenido la oportunidad de vivir en Roma en los años de mi preparación para el sacerdocio y de haber podido estar muy cerca del Don Alvaro. Para mi, esta beatificación es la confirmación de algo que se podía constatar cada vez que le veíamos o le oíamos: era un hombre de Dios, que hablaba de Dios, que llevaba a Dios.

En la información que nos brinda la pagina web del Opus Dei se puede leer una entrevista con el actual postulador de la Causa en la que responde a esta pregunta: ¿Por qué es D. Álvaro candidato a la Beatificación? Lo hace con estas palabras:

Para abrir una causa de canonización, el elemento determinante es la existencia de una sólida fama de santidad, espontánea y difundida entre una parte significativa del Pueblo de Dios. Se dio inicio a la causa de Mons. del Portillo porque, desde el día de su muerte, había demostraciones evidentes de esta fama. Mucha gente en todo el mundo estaba convencida de que era una persona santa e invocaba su intercesión con el objeto de obtener favores del Cielo. La función de la causa es verificar si esa fama de santidad tiene un fundamento real. El decreto sobre las virtudes heroicas promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos el 28 de junio de 2012 nos dice que la Iglesia ha llegado a un juicio positivo sobre su santidad de vida.

La Iglesia confirma de esta manera la certeza que tantos teníamos sobre la santidad de vida de ese hombre de Dios.

Muchas personas constatan, además, que es un buen intercesor delante de Dios. Hay algunos hechos, como los que se han aportado para la Causa, que son verdaderos milagros, pero sobre todo hay muchos favores pequeños que se atribuyen a su intercesión. También así Don Álvaro sigue llevando almas a Dios.

Mn Francesc Perarnau

Guerras y rumores de guerras

guerraJesús lo avisó y sus palabras se cumplen a lo largo de los siglos. Después de tanto tiempo sigue habiendo guerras y rumores de guerras. Gracias a los modernos medios de comunicación somos mucho más conscientes que en tiempos pasados de los multiples conflictos y guerras que hay en los cinco continentes. Desde nuestros hogares podemos contemplar a diario la barbarie y la destrucción de la que somos capaces los seres humanos. Ante nuestra mirada desfilan los cadáveres de hombres mujeres y niños, las familias destrozadas, las casas y los pueblos arrasados por las bombas.

Existe el riesgo de que nos lleguemos a acostumbrar a esta realidad; de que se produzca un «callo» en nuestra conciencia, que nos haga insensibles ante los horrores que contemplamos.

Tendremos que pensar que algo muy grave nos sucede si un día descubrimos que estamos viendo esas noticias con curiosidad, quizá con atención, y en nuestro corazón no se da al mismo tiempo, una reacción más profunda, de compasión, de pena, de solidaridad,  que conlleve además  una oración por esas personas que sufren y un acto de desagravio a Dios por los gravísimos pecados contra la humanidad y contra Dios que estas situaciones implican.

Pensemos también en los llamamientos continuos que el Papa viene haciendo para que recemos por la paz en el mundo: ¿encuentran en nosotros estas peticiones una respuesta pronta y generosa?

Mn Francesc Perarnau

 

Ubi Petrus, ibi Ecclesia

Terminábamos el mes de Junio con el recuerdo de la institución del Primado en la Iglesia, y la promesa a Pedro de la asistencia divina. Han pasado los siglos, ha habido tormentas importantísimas en el mundo, grandes guerras y revoluciones, los mapas geopolíticos se han movido de manera espectacular, los regímenes políticos han ido cambiando. El mundo es muy diferente de aquel en el que la Iglesia empezó su andadura.

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También la Iglesia ha sufrido situaciones convulsas a lo largo de estos milenios, pero a diferencia de lo que ha sucedido en el mundo, en el que todo ha cambiado, no ha sucedido así en la Iglesia; sustancialmente la es la misma que fundo Jesús y aquella promesa del Señor se ha mantenido, como signo de que su palabra no puede fallar, y como para reforzar nuestra fe, a pesar de los pesares. Efectivamente, sin solución de continuidad, y con algunos sobresaltos puntuales, al frente de la iglesia se han ido sucediendo los Romanos Pontífices. En algunos momentos los vientos han sido tan fuertes que ha parecido que la nave de la Iglesia podía naufragar, pero no, la nave de Pedro no puede hundirse porque tiene la promesa del Señor.

Ciertamente del tronco se han separado ramas, a veces grandes, muchas almas han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias… Pero aquella barca sigue navegando, porque Él no dejará de la mano a su Iglesia. Y al frente de ella está el sucesor de Pedro. Porque él es quien tiene la garantía de asistencia, y allí donde está Pedro es donde está la Iglesia: Ubi Petrus, ibi ecclesia, ibi Deus, decía san Ambrosio ya en el siglo IV.

 

Mn Francesc Perarnau

Fiestas de Junio

sagrat corLa fecha tan retrasada de la celebración de la Pascua de este año ha tenido como consecuencia que el mes de Junio este lleno de celebraciones festivas, que se unen a las ya tradicionalmente propias del mes.

Así, sucesivamente nos encontraremos la Ascensión del Señor, Pentecostés, La Santísima Trinidad, el Corpus Christi y el Sagrado Corazón. Son además propias de este mes las de San Juan Bautista, San Josemaría Escrivá y la de los Santos Pedro y Pablo.

Realmente es una colección imponente de fiestas, todas ellas importantes. Como todas las fiestas del calendario cristiano serán un motivo para mantener viva nuestra piedad y para ayudarnos a profundizar el las raíces hondas de nuestra fe.

El momento de la vida espiritual de cada cristiano le indicará donde conviene poner el acento, para aprovechar bien la riqueza que se nos brinda con estas celebraciones.

Yo señalaría, especialmente el Sagrado Corazón, que suele dar nombre al mes de Junio. De esta fiesta en el nº 478 del Catecismo leemos:

“Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: “El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), “es considerado como el principal indicador y símbolo del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres” (Pio XII, Enc.”Haurietis aquas”: DS 3924; cf. DS 3812).”

El corazón es símbolo del amor, y el corazón abierto de Cristo en la Cruz nos recuerda ese amor “hasta el fin” con el que nos ha amado y nos amará siempre.

Mn Francesc Perarnau

 

Mes de Mayo

Una vez mas, y esta vez casi sin darnos respiro desde la Semana Santa, ha llegado el mes de Mayo, el mes de María.

El Papa, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos presenta a la Santísima Virgen como “Madre de la Evangelización”. Del Papa Francisco son estas palabras que transcribo a continuación, llenas de sugerencias para nuestra vida cristiana:

“María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios. A través de las distintas advocaciones marianas, ligadas generalmente a los santuarios, comparte las historias de cada pueblo que ha recibido el Evangelio, y entra a formar parte de su identidad histórica. Muchos padres cristianos piden el Bautismo para sus hijos en un santuario mariano, con lo cual manifiestan la fe en la acción maternal de María que engendra nuevos hijos para Dios. Es allí, en los santuarios, donde puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida. Como a san Juan Diego, María les da la caricia de su consuelo maternal y les dice al oído: “No se turbe tu corazón […] ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.(Evangelii Gaudium, n. 286)

Que aprovechemos el mes de Mayo, Su mes, para renovar el amor a María, para abrirle de nuevo las puertas de nuestro corazón, para renovar nuestra confianza en la que es la omnipotencia suplicante.

Termino con esta reflexión de San Josemaría en Camino: Antes, solo, no podías… -Ahora, has acudido a la Señora, y, con Ella, ¡qué fácil!. (n.513)

Mn Francesc Perarnau

Hijo de la Iglesia

FranciscoHace un año hablaba en la editorial de la Hoja Informativa del mes de abril de la reciente elección del Papa: La Iglesia tenía un nuevo Papa que se unía a la larga lista de Romanos Pontífices que han tenido la misión de llevar el timón de la barca de Pedro. Muchos a lo largo de este año han comentado distintos aspectos de este Pontificado del Papa Francisco como su estilo nuevo y diferente o el evidente cambio de costumbres establecidas por papas anteriores…

Quizá, debido al ambiente fuertemente secularizado como es el que vivimos en estos momentos, a veces se tiene la impresión de que hay quien espera de él la toma de unas decisiones que supondrían una ruptura con las verdades que la Iglesia viene defendiendo desde su primer momento fundacional. Tanto es así que, para que quedara constancia de cual era su verdadera intención, en varias ocasiones ha expresado con claridad: “Yo soy hijo de la Iglesia”.

Es en la fuente de la enseñanza Evangélica y apostólica donde ha bebido y de ella son las directrices y orientaciones que nos propone en estos momentos. Lleva a las ovejas del rebaño que le ha tocado regir por los caminos que el Espíritu Santo, aquel de quien Jesús prometió a Pedro que velaría siempre por él, le va conduciendo. Y a los fieles cristianos nos corresponde secundar esa voluntad del Papa.

San Josemaría daba un consejo, recogido en el libro Forja (nº 663), que puede servirnos de orientación: La fidelidad al Romano Pontífice implica una obligación clara y determinada: la de conocer el pensamiento del Papa, manifestado en Encíclicas o en otros documentos, haciendo cuanto esté de nuestra parte para que todos los católicos atiendan al magisterio del Padre Santo, y acomoden a esas enseñanzas su actuación en la vida.

Mn Francesc Perarnau

Sacrificios humanos

Un rápido repaso de la historia de las culturas pone de manifiesto que en la antigüedad, con aquel sentido religioso primitivo, pensaban aplacar las divinidades o atraer su favor mediante el ofrecimiento de víctimas humanas. Lo encontramos en culturas muy dispares y lejanas, en los cinco continentes.

Encontramos muchos casos en las culturas precolombinas americanas, tan próximos a nosotros en el tiempo y de las que poseemos cada vez más información. Nos muestran ejemplos muy duros de esas antiguas prácticas rituales que hoy nos horrorizan. Consta que en muchas ocasiones las víctimas preferidas para estos sacrificios eran niños y niñas muy jóvenes. Quizás se ofrecía ese sacrificio con el pensamiento de que debían inmolar lo mejor que poseían, su mayor riqueza, su juventud; como si la divinidad se tuviera que contentar mas con esa sangre joven.

Allí donde el cristianismo se fue abriendo paso, los sacrificios humanos fueron abandonados. Poco a poco el valor y la dignidad de la vida humana fueron mejor comprendidos, también por los propios cristianos, reconocidos y aceptados en la mayor parte de los ordenamientos jurídicos. La vida humana se protegió cada vez mejor hasta que, ya en el siglo pasado, llegó a ser considerada un derecho inalienable de la persona.

Una señal evidente del enfriamiento del sentido cristiano es la reaparición en nuestra sociedad de aquellas antiguas prácticas que felizmente habían sido superadas. Se propone de nuevo el sacrificio de seres humanos, en este caso de los más jóvenes de todos, de aquellos que todavía están indefensos en el seno materno. Sorprenden los argumentos de aquellos que se empeñan en que, dentro del claustro materno, el nido acogedor en que se van desarrollando, esas criaturas pueden ser impunemente eliminadas. Hoy sabemos mucho, incluso podemos verles y seguir su desarrollo: son pequeñas, están en desarrollo, son débiles, pero son vidas humanas.

Hoy los nuevos profetas y profetisas, con violencia inusitada muchas veces, proclaman que el bienestar de muchas mujeres, la felicidad de sus familias y de la sociedad exige ese sacrificio.

Aquellos sacrificios del pasado nacían en un error debido a la ignorancia y pobreza de su conocimiento de Dios. Horroriza pensarlo pero es comprensible.

Los de hoy nacen en una mentira: la muerte de esos seres humanos indefensos no conduce al bienestar y a la felicidad, como lo atestiguan tantas mujeres y familias que arrastran las consecuencias de ese engaño.

Ofende a los seres humanos y ofende a Dios.

 

Mn Francesc Perarnau

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