Princesa de Barcelona proteged vuestra ciudad

El jueves 24 de septiembre se celebra la festividad de Nuestra Señora la Virgen de la Merced patrona de Barcelona y su diócesis, por lo que es día de precepto en esa ciudad. En la basílica dedicada a esta advocación de la Virgen la están preparando de una manera muy especial con la Novena a la patrona.

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Desde el día 14 de septiembre hasta el día 23 de septiembre inclusive se reza un rosario a las 18.30h muy especialmente por los enfermos y difuntos de la pandemia y sus familiares, y sus consecuencias en otras enfermedades, la pérdida de empleo etc.  A continuación del santo rosario, a las 19 h preside la santa misa un presbítero de Barcelona.

Asistimos este domingo por la tarde. Dirigió el rosario el P. Mercenario Fermín Delgado junto a una familia. Presidió la santa misa Mn. Ignasi Font, Vicario del Opus Dei de la Delegación de Cataluña que concelebró con el P. Fermín.

Mn. Font agradeció al P. Fermín la invitación que le había remitido para dicho acto, al cual no dudó ni un momento en asistir. En su homilía, Mn. Font   estableció el paralelismo de la parábola del Evangelio con las necesidades de los tiempos actuales, en la que entonces, como ahora, existía un problema de desempleo de unos hombres que estaban en la plaza esperando a que alguien los contratase pues estaban sin trabajo. El jornal era igual para todos: un denario. Ese denario significaba y significa que en cualquier momento Dios nos espera. Unos ya estamos con Él, a otros nos siguen esperando y el precio es la vida eterna para todos.

Al acabar la celebración, el P. Fermín, que a lo largo de la misa entonó cantos a la Virgen de la Merced, agradeció la presencia del Vicario del Opus Dei y de todos los presentes la cual valoró como muy notable.

Isabel Hernández Esteban

Donación de mascarillas a la Acció Social Montalegre

(Ahora con la mascarilla original)

La Asociación de Familias Numerosas de Cataluña (FANOC) entregó en la mañana del 22 de junio de 2020 a la entidad Acció Social Montalegre (ASM) 50 packs de mascarillas para adultos y niños, que se distribuirán entre las familias vulnerables del barrio del Raval de Barcelona.

Las mascarillas han sido confeccionadas y cedidas por la empresa Annita Rodonita, la cual colabora con FANOC. Ante la actual crisis de la Covid19 dicha empresa ha querido tener un gesto solidario con las familias más necesitadas aportando mascarillas gratuitas, ya que la compra de mascarillas es un coste adicional para las familias de pocos recursos.

La entrega de las mascarillas se realizó al rector de la Iglesia de Santa María de Montalegre, Mn. Xavier Argelich, y contó con la presencia del Sr. Raúl Sánchez, director de FANOC, y la Sra. Anna Rodon, de la empresa Annita Rodonita.

Muchas gracias por vuestra colaboración.

Comunicación Montalegre

Domingo 31 de mayo de 2020, una fiesta irrepetible

El domingo en el que hemos celebrado la festividad de Pentecostés, es decir, la Venida del Espíritu Santo en el cenáculo de Jerusalén, ha coincidido con la fiesta de la Visitación de la Virgen Santísima a su prima santa Isabel, en Einkarem y, a su vez, con la fiesta de Santa María de Montalegre. Así que el domingo 31 de mayo de 2020 para Montalegre iba a ser irrepetible.

El rector comentó al inicio de la celebración que, en ese día, se iba a celebrar la imposición de las Confirmaciones a muchos jóvenes, con la presencia de uno de los obispos de la archidiócesis de Barcelona, pero que debido a las normas establecidas para la fase 1 de la desescalada, se ha tenido que posponer.

En su homilía, nos recordó que la festividad de Pentecostés se celebra 50 días después de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y que con ello se cierra el ciclo pascual… El Espíritu Santo sobrevino como lenguas de fuego infundiendo los dones sobre la Iglesia naciente, la cual conoció a partir de entonces y verdaderamente el Amor de Dios y sus frutos. Somos portadores de la Palabra de Dios… Esa alegría del cristiano nos la da el Espíritu Santo, con el esfuerzo personal y la gracia de Dios. En estos días de confinamiento, hemos notado la cercanía de Dios y nos ha dado serenidad y aplomo para vivirlo… El Espíritu Santo es quien realiza la Obra de Dios, pero nos pide que seamos dóciles para recibir esos dones y practicar las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. Tendremos paz y serenidad si le somos dóciles, a pesar de las dificultades… Hemos de pedir a la Virgen que nos ayude a tratar más y mejor al Espíritu Santo. La Iglesia desde sus inicios nace universal y van creciendo las iglesias particulares, sin embargo, la Iglesia Católica no es una federación de iglesias, la Iglesia es únicamente UNA.

Otros detalles de la celebración

Para evitar la limpieza constante de los micrófonos durante la misa, leyó las lecturas y las plegarias una sola lectora, la señora Amparo Murcia. Las nuevas sopranos, señoras Rosa Parellada y Manuela Torres acompañadas del organista, señor Pere Mateu Xiberta con sus cantos subieron el tono a la solemnidad de tal manera que nos llenó de gran gozo y piedad.

Al concluir la celebración, Mn. Xavier Argelich, explicó que se recuperaban las actividades de los retiros para hombres y para mujeres. Y comentó que estrenaba el alba, muy especial para solemnidades, con detalles de ribetes dorados y el bordado de una cruz. Es la ocasión para mencionar que la casulla roja tiene más de cincuenta años.

Isabel Hernández Esteban

Por el canal You Tube, la Romería de Montalegre

(Ahora con fotos)

En la mañana del sábado 16 de mayo de 2020, en Montalegre, se retransmitió en directo, por primera vez por el canal YouTube, una celebración. Se trataba de hacer una romería a la Santísima Virgen, y no pudiendo ir al Santuario de Torreciudad, donde habitualmente vamos en el mes de mayo, se hizo en Montalegre contemplando sus imágenes.

Preside la nave central la advocación de la Virgen de Montalegre con los niños y niñas de la Casa de la Caridad. Al fondo del templo, en una vitrina grande encontramos a la Virgen de la Puerta, patrona del norte del Perú (Otuzco); en la Capilla de la Virgen, en una hornacina azul, contemplamos la preciosa imagen de la Medalla Milagrosa. Y, por último, en la Capilla del Santísimo Sacramento tenemos una Piedad, tallada en madera policromada, que durante un tiempo ha estado retirada para la cura de carcoma que estaba padeciendo. Ahora ha vuelto a su lugar, sobre el sepulcro del Siervo de Dios, José María Hernández Garnica.

A las 10,30 h. de la mañana, en compañía de unos pocos fieles, provistos de mascarillas y guardando las distancias establecidas por las autoridades sanitarias y eclesiásticas, rezamos en la Capilla del Santísimo la primera parte del Rosario, dedicado a los misterios dolorosos.

La retransmisión por el canal YouTube se inició a las 11 en punto. El rector presentó la celebración, situándose al pie del presbiterio del altar mayor, y rezó el primer misterio; los otros cuatro, los rezaron diversos colaboradores habituales de Montalegre. Después de cada misterio, entonaron cantos marianos las dos sopranos que participan en las celebraciones de Montalegre.

Una vez acabada la segunda parte del Rosario, los técnicos de la retransmisión, se trasladaron a la Capilla del Santísimo para retransmitir la santa misa. En ese intervalo de tiempo, en el presbiterio, rezamos la tercera parte del Rosario.

El rector celebró una misa privada, sin participación de fieles, tal cual estaba establecido. Recordó que, aunque estábamos en tiempo de Pascua y el altar lucía con flores, él iba revestido de morado porque ofrecía la misa por los difuntos de la pandemia del covid19, al igual que otras misas privadas que había celebrado en las semanas de confinamiento. Manifestó que en los próximos días se celebrarían las misas funerales que se habían solicitado. También dio gracias a Dios por las personas que no se han contaminado o han sobrevivido a la enfermedad. Por último, nos recordó que imploremos a la Virgen el fin de la pandemia, pues es Salud de los Enfermos.

Y una vez acabada, Mn. Argelich despidió la retransmisión.

Podéis clicar y compartir:

POR EL CANAL YOU TUBE, LA ROMERÍA DE MONTALEGRE

Isabel Hernández Esteban

La recogida de alimentos ha sido un éxito ¡Gracias!

A causa de la pandemia del covid19 ha desencadenado una situación de emergencia a nivel mundial, provocando una crisis social y económica, a todos los niveles, que está generando, en poco más de dos meses, la pérdida de miles de puestos de trabajo. Por ello, en breve tiempo, muchas personas, se han quedado sin ingresos económicos, y con la incertidumbre de si remprenderán la actividad laboral.

Las entidades sociales en estas últimas semanas han constatado cómo la demanda de alimentos básicos y de trabajo han multiplicado sus peticiones. La ACCIÓ SOCIAL MONTALEGRE no ha cesado en la atención a las familias que tiene censadas, así como a muchas otras que han llamado por primera vez en demanda de auxilio social.

Tal como informamos el pasado 13 de abril de 2020, con el fin de paliar este incremento de necesidades básicas para familias, un grupo de exalumnos del Colegio La Farga, junto a sus familias y amistades, crearon la campaña yodoycomidaalraval. La promoción se inició varias semanas antes, y los días 17 y 18 de abril de 2020 ejecutaron el plan logístico establecido de recogida puerta por puerta. Todo fue a parar al Almacén de la Acció Social Montalegre.

El resultado, en números totales, es el siguiente:

–        360 recogidas en 29 códigos postales de Barcelona, ciudad

–        32 toneladas de alimentos, en los que se incluyen los donativos

–        1 tonelada de juguetes

–        200 kg. de productos de parafarmacia

–        250 mascarillas de tela

El conjunto de 25 de voluntarios de la campaña lo han formado los organizadores, los transportistas y seis personas del Almacén de la Acció Social Montalegre.

De esta gran noticia sobre la caridad y la generosidad de tantísimas personas de Barcelona, se hicieron eco diversos sitios web de periódicos digitales deportivos, ya que los exalumnos de La Farga son seguidores del Real Club Deportivo Español. Además, también se publicaron artículos en la web Oficial del Opus Dei y la del Arzobispado de Barcelona.

Noticia publicada en la web del Arzobispado de Barcelona

Noticia publicada en la web en catalán del Opus Dei

Desde aquí damos las gracias a todos los que han colaborado en esta campaña con su creatividad, eficacia, generosidad y oraciones para que fuera un éxito. En breve, los productos se repartirán entre las familias necesitadas del Raval.

 

Isabel Hernández Esteban

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO POR PASCUA

MENSAJE URBI ET ORBI
DEL SANTO PADRE FRANCISCO

PASCUA 2020

Basílica Vaticana
Domingo, 12 de abril de 2020

 

Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua!

Hoy resuena en todo el mundo el anuncio de la Iglesia: “¡Jesucristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!”.

Esta Buena Noticia se ha encendido como una llama nueva en la noche, en la noche de un mundo que enfrentaba ya desafíos cruciales y que ahora se encuentra abrumado por la pandemia, que somete a nuestra gran familia humana a una dura prueba. En esta noche resuena la voz de la Iglesia: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!» (Secuencia pascual).

Es otro “contagio”, que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia. Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!». No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no “pasa por encima” del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios.

El Resucitado no es otro que el Crucificado. Lleva en su cuerpo glorioso las llagas indelebles, heridas que se convierten en lumbreras de esperanza. A Él dirigimos nuestra mirada para que sane las heridas de la humanidad desolada.

Hoy pienso sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus: los enfermos, los que han fallecido y las familias que lloran por la muerte de sus seres queridos, y que en algunos casos ni siquiera han podido darles el último adiós. Que el Señor de la vida acoja consigo en su reino a los difuntos, y dé consuelo y esperanza a quienes aún están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que están solas. Que conceda su consolación y las gracias necesarias a quienes se encuentran en condiciones de particular vulnerabilidad, como también a quienes trabajan en los centros de salud, o viven en los cuarteles y en las cárceles. Para muchos es una Pascua de soledad, vivida en medio de los numerosos lutos y dificultades que está provocando la pandemia, desde los sufrimientos físicos hasta los problemas económicos.

Esta enfermedad no sólo nos está privando de los afectos, sino también de la posibilidad de recurrir en persona al consuelo que brota de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación. En muchos países no ha sido posible acercarse a ellos, pero el Señor no nos dejó solos. Permaneciendo unidos en la oración, estamos seguros de que Él nos cubre con su mano (cf. Sal 138,5), repitiéndonos con fuerza: No temas, «he resucitado y aún estoy contigo» (Antífona de ingreso de la Misa del día de Pascua, Misal Romano).

Que Jesús, nuestra Pascua, conceda fortaleza y esperanza a los médicos y a los enfermeros, que en todas partes ofrecen un testimonio de cuidado y amor al prójimo hasta la extenuación de sus fuerzas y, no pocas veces, hasta el sacrificio de su propia salud. A ellos, como también a quienes trabajan asiduamente para garantizar los servicios esenciales necesarios para la convivencia civil, a las fuerzas del orden y a los militares, que en muchos países han contribuido a mitigar las dificultades y sufrimientos de la población, se dirige nuestro recuerdo afectuoso y nuestra gratitud.

En estas semanas, la vida de millones de personas cambió repentinamente. Para muchos, permanecer en casa ha sido una ocasión para reflexionar, para detener el frenético ritmo de vida, para estar con los seres queridos y disfrutar de su compañía. Pero también es para muchos un tiempo de preocupación por el futuro que se presenta incierto, por el trabajo que corre el riesgo de perderse y por las demás consecuencias que la crisis actual trae consigo. Animo a quienes tienen responsabilidades políticas a trabajar activamente en favor del bien común de los ciudadanos, proporcionando los medios e instrumentos necesarios para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas.

Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar. Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos. Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos y, sobre todo, la posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria. Considerando las circunstancias, se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada, y se afronten —por parte de todos los Países— las grandes necesidades del momento, reduciendo, o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres.

Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas. Entre las numerosas zonas afectadas por el coronavirus, pienso especialmente en Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial, este continente pudo resurgir gracias a un auténtico espíritu de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado. Es muy urgente, sobre todo en las circunstancias actuales, que esas rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente. Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero. Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras. Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones.

Este no es tiempo de la división. Que Cristo, nuestra paz, ilumine a quienes tienen responsabilidades en los conflictos, para que tengan la valentía de adherir al llamamiento por un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo. No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas. Que sea en cambio el tiempo para poner fin a la larga guerra que ha ensangrentado a la amada Siria, al conflicto en Yemen y a las tensiones en Irak, como también en el Líbano. Que este sea el tiempo en el que los israelíes y los palestinos reanuden el diálogo, y que encuentren una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz. Que acaben los sufrimientos de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania. Que se terminen los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en varios países de África.

Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas. Que el Señor de la vida se muestre cercano a las poblaciones de Asia y África que están atravesando graves crisis humanitarias, como en la Región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. Que reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías. Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados —muchos de ellos son niños—, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía. Y no quiero olvidar de la isla de Lesbos. Que permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria.

Queridos hermanos y hermanas:

Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso.

Con estas reflexiones, os deseo a todos una feliz Pascua.”

Mensaje de Pascua del Papa Francisco

Carta del Cardenal Arzobispo de Barcelona Omella

Carta dominical | «Semana de dolor»

La pandemia del coronavirus que estamos padeciendo nos está marcando profundamente y obligando a vivir una experiencia muy dura: llorar a nuestros familiares y amigos difuntos desde la distancia sin podernos despedir de ellos como merecen, sin poder vivir el duelo con abrazos reconfortantes.

¿Cómo Dios puede permitir todo esto? Es la pregunta que puede surgir en nuestro interior. En una conversación con el periodista Jordi Évole, el papa Francisco respondió a semejante pregunta con un significativo silencio y una invitación a no decir muchas palabras, ya que para encontrar sentido al misterio del mal y del dolor no hay mejor manera que contemplar la vida de Jesucristo y, particularmente, sus últimos días.

Contemplar los últimos días de la vida de Jesucristo es lo que la Iglesia nos invita a hacer durante la Semana Santa que iniciamos este Domingo de Ramos. Esta va a ser diferente a todas las que hemos vivido hasta ahora. Nos vamos a hermanar con las Semanas Santas vividas durante años en muchos otros países del mundo que viven la guerra, el hambre, las epidemias…

Mirar a Jesús en sus últimos días de vida nos va a acercar al sufrimiento y a la experiencia de los que padecen la enfermedad y la muerte en soledad, alejados de sus hogares y de sus familias. Dios, en Jesús, ha experimentado ese dolor que hoy padecen algunos de nuestros hermanos y hermanas. Dios también llora con nosotros ante la muerte cruel y aislada.

Me consuela mucho mirar el Cristo de la capilla del castillo de Javier en Navarra que, mientras el gran misionero san Francisco Javier moría en soledad en una pequeña isla sin poder entrar en China, mostró un extraño sudor que fue, para su familia, el signo de que Francisco Javier entraba de la mano del Señor en la Jerusalén celeste.

Las madres y los padres, como Santa María, sufren viendo padecer y morir a sus hijos. Lamentan enormemente no poder abrazarlos, acariciarlos, hablar y despedirse de ellos.

Dios no está tan lejos de nosotros como podría parecer. Dios Padre, su Hijo Jesucristo, su familia formada por María y el apóstol Juan, sufren con inmenso dolor y desgarro una separación radical, injusta, inhumana. Dios ha vivido el dolor, nos comprende, nos acompaña en el sufrimiento y llora con nosotros.

Entramos en el dolor de la Semana Santa, quizá en un contexto más cercano que nunca al que vivieron Jesús, sus familiares y amigos. Ojalá mirando al Señor colgado en la Cruz recibamos la gracia de experimentar su amor y cercanía en los momentos de dolor y angustia que estamos viviendo a causa de esta pandemia.

Afortunadamente, a diferencia de Jesús, nuestros hermanos enfermos y agonizantes tienen la cercanía y el cariño del personal sanitario que, con un amor inmenso, los acompañan en los momentos de dolor y pasión. Nuevamente doy las gracias y oro por tantos «cireneos», tantas «Marías» y «Juanes» que acompañan a nuestros hermanos en el momento de la cruz.

La Semana Santa no acaba con la Cruz del Viernes Santo. Aguardamos con gran esperanza el Domingo de la Resurrección. La muerte y el sufrimiento injustos no tienen la última palabra. Una vida vivida desde el amor no puede morir. Gracias, Dios Misericordioso, por hacernos este regalo.

Queridos hermanos y hermanas, dejemos que en la debilidad de nuestras lágrimas y en la vulnerabilidad de nuestras vidas, se manifieste la fortaleza de Cristo en nosotros.

† Card. Juan José Omella

Carta dominical en texto y audio

 

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