Los fieles de Montalegre visitaron la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona

El pasado 30 de noviembre de 2024, por la mañana realizamos, una vez más, la visita guiada y gratuita a la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, templo santo y emblemático de la Ciudad, gracias a que cada año la Junta Constructora de la Sagrada Familia invita a los feligreses de iglesias y parroquias de la Archidiócesis de Barcelona, para que puedan visitar gratuitamente este Evangelio en piedra, creado por Antoni Gaudí.

Nuestro grupo completó el número máximo de sesenta personas. En conjunto, eran fieles de la Iglesia de Santa María de Montalegre, alumnos y familiares de los diversos grupos de catequesis de primera comunión y de confirmación, incluyendo alumnas de Terral, entidad sin ánimo de lucro destinada a la educación e inserción de niñas y jóvenes del barrio del Raval que atiende pastoralmente Montalegre.

La visita fue dirigida por guías profesionales de la Sagrada Familia, con un amplio conocimiento de la historia, construcción y la actualidad del templo. Nos explicaron en una hora las tres fachadas (Nacimiento, Padrenuestro y Pasión) así como toda la nave de la Basílica llamada el bosque. Fue maravilloso volver a estar en aquel lugar en un día soleado como aquel sábado pues se traslucía una inmensa luz de colores a través de los numerosos vitrales. Una experiencia para los sentidos y para el alma difícil de ser superada por otra.

Una vez acabada la visita guiada, los peregrinos pudieron acceder a otras zonas libremente, como el museo, la antigua escuela de alumnos del barrio, que es un pequeño edificio situado en el exterior y las sacristías. También, los más avispados, y desde una zona acristalada de la nave de la basílica pudieron contemplar parcialmente la Cripta, lugar donde está enterrado Antoni Gaudí, y, siguiendo el mismo recorrido, visitar la pequeña capilla del Santísimo.

El templo de la Sagrada Familia fue constituido Basílica en la consagración como tal por el Santo Padre Benedicto XVI el 7 de noviembre de 2010. Cada día se celebran misas en la cripta, y en la nave central los fines de semana, a las cuales pueden acudir todos los católicos que lo deseen. Se puede consultar en el sitio web oficial los horarios de las misas.

Isabel Hernández Esteban

Jubileo 2025, Que la fuerza de la esperanza colme el presente en la espera confiada de la venida de Nuestro Señor Jesucristo

Para el próximo 24 de diciembre de 2024, en la víspera de la Navidad, el Santo Padre Francisco y a la vez obispo de Roma, dispuso que la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, se abriese, dando inicio así al Jubileo ordinario, sucediéndose a continuación en Roma y en todas las diócesis de la Iglesia Católica Universal multitud de eventos.

 Antecedentes hasta llegar aquí

Para ello, previamente el Papa Francisco, el 11 de febrero de 2022, escribió una carta a Monseñor Rino Fisichella presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Por medio de esa carta, el Papa encargaba a Monseñor Fisichella la responsabilidad de encontrar las maneras apropiadas para que el Año Santo se prepare y se celebre con fe intensa, esperanza viva y caridad operante. El Dicasterio que promueve la nueva evangelización sabrá hacer de este momento de gracia una etapa significativa para la pastoral de las Iglesias particulares, tanto latinas como orientales, que en estos años están llamadas a intensificar su compromiso sinodal.  En esta perspectiva, la peregrinación hacia el Jubileo podrá fortificar y manifestar el camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser cada vez más claramente signo e instrumento de unidad en la armonía de la diversidad.  Será importante ayudar a redescubrir las exigencias de la llamada universal a la participación responsable, con la valorización de los carismas y ministerios que el Espíritu Santo no cesa de conceder para la edificación de la única Iglesia.  Las cuatro Constituciones del Concilio Ecuménico Vaticano II, junto con el Magisterio de estos decenios, seguirán orientando y guiando al santo pueblo de Dios, para que progrese en la misión de llevar el gozoso anuncio del Evangelio a todos.

En esa misma carta, nos recordaba que El Jubileo ha sido siempre un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia. Bonifacio VIII instituyó el primer Año Santo en 1300 con cadencia de cien años, que después pasó a ser según el modelo bíblico, de cincuenta años y ulteriormente fijado en veinticinco.

Con el mandato del Papa, el Dicasterio que promueve la nueva evangelización trazó el esquema de los contenidos que se van a desarrollar en este jubileo 2025 que, en pocas semanas, se iniciará con alegría en todo mundo. Con ese propósito, el Santo Padre dictó la Bula de Convocación del Jubileo ordinario del año 2025, con el nombre de Spes non confundit, es decir, La esperanza no defrauda, el 9 de mayo de 2024.

¿Qué nos dice el Papa en la bula de convocación sobre la Esperanza?

De entrada, nos dice que a cuantos lean esta carta la esperanza les colme el corazón.

1.La Esperanza constituye el mensaje central del jubileo. Y que el jubileo sea para todos ocasión de reavivar la esperanza. La Palabra de Dios nos ayuda a encontrar sus razones. El Espíritu Santo, con su presencia perenne en el camino de la Iglesia, es quien irradia en los creyentes la luz de la Esperanza. San Pablo refiere que el amor se pone a prueba cuando aumentan las dificultades y la esperanza parece derrumbarse frente al sufrimiento. En medio de la oscuridad se percibe una luz y eso lleva a desarrollar una virtud estrechamente relacionada con la esperanza: la paciencia. Aprendamos, dice el Papa, a pedir con frecuencia la gracia de la paciencia que es hija de la esperanza y al mismo tiempo la sostiene.

2.Para ese camino de la esperanza nos recuerda que es bueno que esa modalidad extendida de celebraciones jubilares continúe, de manera que la fuerza del perdón de Dios sostenga y acompañe el camino de las comunidades y de las personas. La peregrinación expresa un elemento fundamental del acontecimiento del jubileo. Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan un sentido de la vida. Las iglesias jubilares podrán ser oasis de espiritualidad para revitalizar la fe y beber de los manantiales de la esperanza, sobre todo acercándose al sacramento de la Reconciliación, punto de partida insustituible para un verdadero camino de conversión.

  1. El Santo Padre dispone, entre otras cosas:

Que la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, se abra a partir del 24 de diciembre del corriente año 2024, dando inicio así al Jubileo ordinario. El domingo sucesivo, 29 de diciembre de 2024, se abrirá la Puerta Santa de la Catedral de San Juan de Letrán. A continuación, el 1 de enero de 2025, se abrirá la Puerta Santa de la Basílica papal de Santa María la Mayor. Y, por último, el domingo 5 de enero se abrirá la Puerta Santa de la Basílica papal de San Pablo extramuros.

Establece además que el domingo 29 de diciembre de 2024, en todas las catedrales y concatedrales, los obispos diocesanos celebren la Eucaristía como apertura solemne del Año jubilar, según el Ritual que se preparará para la ocasión. Que la peregrinación desde una iglesia elegida para la collectio, hacia la catedral, sea el signo del camino de esperanza que, iluminado por la Palabra de Dios, una a los creyentes.

  1. Además de alcanzar la esperanza que nos da la gracia de Dios, se ha de redescubrir en los Signos de los Tiempos. El Papa destaca como signos de los tiempos los siguientes:

Que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo, sumergida ahora en la tragedia de la guerra.

Que la pérdida del deseo de transmitir la vida se llene de esperanza y sea una vida llena de entusiasmo.

Que seamos tangibles de esperanza para aquellos que viven en condiciones de penuria, especialmente los presos, los privados de libertad. A su vez, da recomendaciones a los gobiernos del mundo.

Que se ofrezcan signos de esperanza a los enfermos, que puedan ser aliviados con la cercanía de las personas que los visitan y el afecto que reciben.

Que nos ocupémonos de los jóvenes que con frecuencia ven cómo se derrumban sus sueños y su porvenir.

Que no puedan faltar signos de esperanza hacia los migrantes, desplazados, exiliados y refugiados a quienes, debido, a los conflictivos sucesos internacionales, se ven obligados a huir.

Que la comunidad cristiana esté dispuesta siempre a defender el derecho de los débiles, como los ancianos y los millares de pobres. No hemos de olvidar que los pobres son víctimas, no culpables.

Que los abuelos y las abuelas que representan la transmisión de la fe y la sabiduría de la vida a las generaciones más jóvenes, sean sostenidos por la gratitud de los hijos y el amor de los nietos.

  1. Los llamamientos a la Esperanza

Los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados sino a todos.

A las naciones más ricas se las invita a que reconozcan la gravedad de tantas decisiones tomadas y determinen condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas, y lo califica como una cuestión de justicia.

En el próximo jubileo se cumplirán 1700 años de la celebración del primer gran Concilio ecuménico de Nicea. El Jubileo 2025 podrá ser una oportunidad significativa para dar concreción a esa forma sinodal en la comunidad cristiana.

  1. Anclados en la Esperanza

La esperanza, junto con la fe y la caridad, forman el tríptico de las virtudes teologales que expresan la esencia de la vida cristiana, pero ¿Cuál es el fundamento de nuestra espera?

En primer lugar, Creo en la vida eterna, así lo profesa nuestra fe y la esperanza cristiana encuentra en estas palabras una base fundamental.

En segundo lugar, Cristo murió, fue sepultado, resucitó y se apareció: ante la muerte, donde parece que todo acaba, se recibe la certeza de que, gracias a Cristo, a su gracia, que nos ha sido comunicada por el bautismo, la vida no termina, sino que se transforma para siempre.

Siguen otros aspectos del ancla de nuestra alma. El testimonio de esa esperanza nos lo ofrecen los mártires que, firmes en la fe en Cristo resucitado, renunciaron a la vida terrena y no traicionar al Señor.

¿Qué felicidad esperamos? La felicidad que esperamos es aquello que nos plenifica, es decir, el Amor que no defrauda y del que nada ni nadie podrá separarnos jamás, manifestado en Cristo, nuestro Señor.

El juicio de Dios, que es Amor, no podrá basarse más que en el amor, de manera especial en cómo lo hayamos ejercitado respecto de los más necesitados, en los que Cristo, el mismo juez, está presente. De esta manera, la indulgencia jubilar, en virtud de la oración, está destinada en particular a los que nos han precedido, para que obtengan plena misericordia.

El sacramento de la Penitencia nos asegura que Dios quita nuestros pecados. Pero el pecado deja huella, lleva consigo consecuencias, en cuanto que todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, tanto aquí como en el estado después de la muerte llamado purgatorio. Los efectos residuales del pecado son removidos por la indulgencia.

La esperanza encuentra en la Madre de Dios su testimonio más alto, por ello no es casual que la piedad popular siga invocando a la Santísima Virgen como Stella Maris título de la esperanza cierta, de que ella viene en nuestro auxilio, nos sostiene, nos invita a confiar y a seguir esperando.

Que este Año jubilar los santuarios sean lugares santos de acogida y espacios privilegiados para generar esperanza, esperanza que tenemos como un ancla del alma, sólida y firme.

Los grandes eventos que se celebrarán en Roma durante el Año Jubilar 2025 son numerosísimos y están destacados en el calendario general que ofrece el sitio web oficial del Jubileo. Este calendario puede servir para organizar en las Iglesias particulares eventos similares o bien inspirados en dichas celebraciones, según los temas que se van a desarrollar durante ese tiempo.

Para que dé muchos frutos, especialmente espirituales, el Papa nos invita a rezar con la oración propia del Jubileo 2025.

Oración del Jubileo 2025

Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.

Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo, reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor.

A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén.

Papa Franciscus

*Se adjuntan los documentos comentados.

bula de convocacion jubileo 2025

carta previa a la convocacion del jubileo P Fco

calendario jubileo 2025

 

Libertadora de los cautivos y Princesa de Barcelona

El martes 24 de septiembre de 2024, se celebró en la Iglesia de Santa María de Montalegre la solemnidad de Nuestra Señora de la Merced, patrona de la ciudad de Barcelona. La Iglesia Universal indica que es fiesta de precepto para los ciudadanos católicos de esta ciudad. Siendo festivo en la ciudad, en Montalegre se celebraron las cuatro misas del día en horario de día de fiesta.

En la homilía, el rector destacó que la Virgen María es Madre de todas las mercedes y de las misericordias. A Ella hemos de pedirle que nos libere de nuestras tentaciones. Además, Ella se avanza a nuestras necesidades como la alegría, la paz, la humidad. Escuchémosla como aquellos sirvientes de las Bodas de Caná, pues del mismo modo que Ella estuvo pendiente de lo que allí ocurría, Ella está pendiente de nosotros para que caminaremos como hijos de Dios.

San Josemaría, fundador del Opus Dei, acudió personalmente al Santuario dedicado a la Princesa de Barcelona, en el año 1946. Acudió a esta ciudad para tomar un barco que le llevaría a Roma, con el fin de implorarle que intercediera para la aprobación de la Obra que se estaba debatiendo en el Vaticano. Tiempo después, a su regreso a España pasó primero por Barcelona para dar gracias a la Virgen de la Merced por la aprobación obtenida.

Acudamos a Ella para pedirle por nuestras necesidades, y en contrapartida, no haremos concesiones al pecado, que es lo que nos esclaviza.

La santa misa de 12h estuvo marcada por la bendición del altar, del celebrante y de los fieles asistentes con el incienso que se eleva a Dios como signo de alabanza, y con la inestimable colaboración de los monaguillos muy avezados en toda su tarea. También, fue el día que la Coral Montalegre se presentó por primera vez, y cantó desde el coro, dirigido por Rosa Parellada, soprano, al órgano Luis Avendaño, y las voces de Laira, Fabiola y la que suscribe.

Nota histórica

La Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes es una advocación mariana venerada por los cristianos católicos. Es equivalente también el nombre de Virgen de la Misericordia.

Esta advocación tiene su inicio el 1 de agosto de 1218, cuando la Virgen María —en su advocación de Virgen de la Merced— se apareció por separado a tres ilustres personajes de Barcelona: a Pedro Nolasco, quien sería el fundador de la Orden de la Merced; al rey Jaime I de Aragón, conocido como el Conquistador, y reinante en aquel momento en la Corona de Aragón, y a Raimundo de Peñafort, fraile dominico, maestro general de su orden de predicadores, y confesor del primero. Diez días después de la aparición, los tres caballeros se encontraron en la catedral de Barcelona y compartieron haber tenido la misma aparición: la Virgen María les pedía la fundación de una orden religiosa dedicada a la redención de los cautivos. Sería la Orden de la Merced para la redención de los cautivos, fundada en ese año de 1218 y aprobada por el papa en 1235.

Desde aquella festa hasta hoy, después de 789 años, en la ciudad de Barcelona se celebran fiestas en su honor, muy secularizadas, por ello los católicos implicados nos ocupamos de ensalzarla y venerarla, pidiéndole que proteja a nuestra ciudad.

Isabel Hernández Esteban

Santa Ana y san Joaquín, los abuelos de Jesús, así lo celebra la Iglesia

En el día 26 de julio de 2024 la Iglesia nos invita a celebrar la solemnidad de santa Ana la madre de la Virgen María. En la misa del día la liturgia de la Palabra es propia. Y las plegarias son invocaciones por el bien de las familias y sus miembros. Recordamos las que se han leído en la Iglesia de Santa María de Montalegre:

1.Para que el Señor fortalezca el amor y la fidelidad de los esposos cristianos y les conceda vivir siempre unidos, en las alegrías y en las pruebas. Roguemos al Señor.

2.Para que Dios conceda a las madres de familia acierto para educar a sus hijos en la rectitud humana y en la integridad de la fe. Roguemos al Señor.

3.Para que Dios se compadezca de las familias desavenidas y proteja a los hijos de los matrimonios separados. Roguemos al Señor.

4.Para que en nuestra comunidad abunden esposos que, a imitación de santa Ana y san Joaquín, eduquen a sus hijos en la piedad, alegren a la Iglesia y cooperen al bien de la sociedad. Roguemos al Señor.

Escucha nuestras oraciones, Señor Dios nuestro, y a quienes hoy recordamos a la madre de la Virgen María, concédenos los bienes que te hemos pedido. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Estas bellas oraciones las podemos hacer nuestras para rezar por nuestras familias.

Asimismo, la Iglesia celebra el 28 de julio de 2024 la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores con el lema, En la vejez no me abandones (cf. Sal 71,9). El papa Francisco estableció en 2021 la celebración de esta Jornada el cuarto domingo de julio, en torno a la fiesta, el día 26, de los Santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús.

Además, el Santo Padre ha concedido la indulgencia plenaria a los fieles que asistan a las misas dedicadas a este propósito o visiten a las personas mayores que están solas.

Para esta celebración el Santo Padre envió un Mensaje el 25 de abril de 2024, el cual referimos literalmente de la web de la Conferencia Episcopal Española:

Queridos hermanos y hermanas:

Dios nunca abandona a sus hijos. Ni siquiera cuando la edad avanza y las fuerzas flaquean, cuando aparecen las canas y el estatus social decae, cuando la vida se vuelve menos productiva y corre el peligro de parecernos inútil. Él no se fija en las apariencias (cf. 1 S 16,7) y no desdeña elegir a aquellos que para muchos resultan irrelevantes. No descarta ninguna piedra, al contrario, las más “viejas” son la base segura sobre las que se pueden apoyar las piedras “nuevas” para construir todas juntas el edificio espiritual (cf. 1 P 2,5).

La Sagrada Escritura, en su conjunto, es una narración del amor fiel del Señor, del que emerge una certeza consoladora: Dios sigue mostrándonos su misericordia, siempre, en cada etapa de la vida, y en cualquier condición en la que nos encontremos, incluso en nuestras traiciones. Los salmos están llenos del asombro del corazón humano frente a Dios, que nos cuida a pesar de nuestra pequeñez (cf. Sal 144,3-4); nos aseguran que Dios nos ha plasmado en el seno materno (cf. Sal 139,13) y que no entregará nuestra vida a la muerte (cf. Sal 16,10). Por tanto, podemos tener la certeza de que también estará cerca de nosotros durante la ancianidad, tanto más porque en la Biblia envejecer es signo de bendición. 

Y, sin embargo, en los salmos encontramos además esta sentida súplica al Señor: «No me rechaces en el tiempo de mi vejez» (Sal 71,9). Una expresión fuerte, muy cruda. Nos lleva a pensar en el sufrimiento extremo de Jesús que exclamó en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46).

En la Biblia, pues, hallamos la certeza de la cercanía de Dios en cada etapa de la vida y, al mismo tiempo, encontramos el miedo al abandono, particularmente en la vejez y en el momento del dolor. No se trata de una contradicción. Mirando a nuestro alrededor no nos resulta difícil comprobar cómo esas expresiones reflejan una realidad más que evidente. Con mucha frecuencia la soledad es la amarga compañera de la vida de los que como nosotros son mayores y abuelos. Siendo obispo de Buenos Aires, muchas veces tuve ocasión de visitar residencias de ancianos y me di cuenta de las pocas visitas que recibían esas personas; algunos no veían a sus seres queridos desde hacía muchos meses.

Las causas de esa soledad son múltiples. En muchos países, sobre todo en los más pobres, los ancianos están solos porque sus hijos se han visto obligados a emigrar. Pienso también en las numerosas situaciones de conflicto; cuántos ancianos se quedan solos porque los hombres —jóvenes y adultos— han sido llamados a combatir y las mujeres, sobre todo las madres con niños pequeños, dejan el país para dar seguridad a los hijos. En las ciudades y en los pueblos devastados por la guerra, muchas personas mayores se quedan solas, como únicos signos de vida en zonas donde parece reinar el abandono y la muerte. En otras partes del mundo, además, existe una falsa creencia, muy enraizada en algunas culturas locales, que genera hostilidad respecto a los ancianos, acusados de recurrir a la brujería para quitar energías vitales a los jóvenes; de modo que, en caso de que una muerte prematura, una enfermedad o una suerte adversa afecte a un joven, la culpa recae sobre algún anciano. Esta mentalidad se debe combatir y erradicar. Es uno de esos prejuicios infundados, de los que la fe cristiana nos ha liberado, que alimenta persistentes conflictos generacionales entre jóvenes y ancianos.

Si lo pensamos bien, esta acusación dirigida a los mayores de “robar el futuro a los jóvenes” está muy presente hoy en todas partes. Esta también se encuentra, bajo otras formas, en las sociedades más avanzadas y modernas. Por ejemplo, hoy en día está muy extendida la creencia de que los ancianos hacen pesar sobre los jóvenes el costo de la asistencia que ellos requieren, y de esta manera quitan recursos al desarrollo del país y, por ende, a los jóvenes. Se trata de una percepción distorsionada de la realidad. Es como si la supervivencia de los ancianos pusiera en peligro la de los jóvenes. Como si para favorecer a los jóvenes fuera necesario descuidar a los ancianos o, incluso, eliminarlos. La contraposición entre las generaciones es un engaño y un fruto envenenado de la cultura de la confrontación. Poner a los jóvenes en contra de los ancianos es una manipulación inaceptable; «está en juego la unidad de las edades de la vida, es decir, el real punto de referencia para la comprensión y el aprecio de la vida humana en su totalidad» (Catequesis 23 febrero 2022).

El salmo citado anteriormente —en el que se suplica no ser abandonados en la vejez— habla de una conspiración que ciñe la vida de los ancianos. Parecen palabras excesivas, pero comprensibles si se considera que la soledad y el descarte de los mayores no son casuales ni inevitables, son más bien fruto de decisiones —políticas, económicas, sociales y personales— que no reconocen la dignidad infinita de toda persona «más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre» (Decl. Dignitas infinita, 1). Esto sucede cuando se pierde el valor de cada uno y las personas se convierten en una mera carga onerosa, en algunos casos demasiado elevada. Lo peor es que, a menudo, los mismos ancianos terminan por someterse a esta mentalidad y llegan a considerarse como un peso, deseando ser los primeros en hacerse a un lado.

Por otra parte, hoy son muchas las mujeres y los hombres que buscan la propia realización personal llevando una existencia lo más autónoma y desligada de los demás que sea posible. Las pertenencias comunes están en crisis y se afirman las individualidades; el pasaje del “nosotros” al “yo” se muestra como uno de los signos más evidentes de nuestro tiempo. La familia, que es la primera y la más radical oposición a la idea de que podemos salvarnos solos, es una de las víctimas de esta cultura individualista. Pero cuando se envejece, a medida que las fuerzas disminuyen, el espejismo del individualismo, la ilusión de no necesitar a nadie y de poder vivir sin vínculos se revela tal cual es: uno se encuentra en cambio teniendo necesidad de todo, pero ya solo, sin ninguna ayuda, sin tener a alguien con quien poder contar. Es un triste descubrimiento que muchos hacen cuando ya es demasiado tarde.

La soledad y el descarte se han vuelto elementos recurrentes en el contexto en el que estamos inmersos. Estos tienen múltiples raíces: en algunos casos son el fruto de una exclusión programada, una especie de triste “complot social”; en otros casos se trata lamentablemente de una decisión propia. Otras veces también se los sufre fingiendo que se trate de una elección autónoma. Estamos perdiendo cada vez más «el sabor de la fraternidad» (Carta enc. Fratelli tutti, 33) e incluso nos cuesta imaginar algo diferente.

En muchos ancianos podemos advertir ese sentimiento de resignación del que habla el libro de Rut, cuando relata que la anciana Noemí —después de la muerte del marido y de los hijos— invitó a sus nueras, Orpá y Rut, a regresar a sus países de origen y a sus casas (cf. Rut 1,8). Noemí —como tantos ancianos de hoy— teme quedarse sola, pero no consigue imaginar algo distinto. Como viuda, es consciente de valer poco ante la sociedad y está convencida de ser un peso para esas dos jóvenes que, al contrario de ella, tienen toda la vida por delante. Por eso piensa que sea mejor hacerse a un lado y ella misma invita a las jóvenes nueras a dejarla y a construir su futuro en otros lugares (cf. Rut 1,11-13). Sus palabras son un concentrado de convenciones sociales y religiosas que parecen inmutables y que marcan su destino.

El relato bíblico nos presenta en este momento dos opiniones diferentes frente a la invitación de Rut y, por tanto, frente a la vejez. Una de las dos nueras, Orpá, que le tiene cariño a Noemí, con un gesto afectuoso la besa, pero acepta lo que ella también cree que es la única solución posible y sigue su propio camino. Rut, en cambio, no se separa de Noemí y le dirige palabras sorprendentes: «No insistas en que te abandone» (Rut 1,16). No tiene miedo de desafiar las costumbres y la opinión común, siente que esa mujer anciana la necesita y, con valentía, permanece a su lado, dando inicio a una nueva travesía para ambas. A todos nosotros —acostumbrados a la idea de que la soledad es un destino inevitable— Rut nos enseña que a la súplica “¡no me abandones!” es posible responder “¡No te abandonaré!”. No duda en trastocar lo que parece una realidad inmutable, ¡Vivir solos no puede ser la única alternativa! No es casualidad que Rut —la que se quedó acompañando a la anciana Noemí— sea un antepasado del Mesías (cf. Mt 1,5), de Jesús, el Emanuel, Aquel que es “Dios con nosotros”, Aquel que lleva la cercanía y la proximidad de Dios a todos los hombres, de todas las condiciones y de todas las edades.

La libertad y la valentía de Rut nos invitan a recorrer un camino nuevo. Sigamos sus pasos, hagamos el viaje junto a esta joven mujer extranjera y a la anciana Noemí, no tengamos miedo de cambiar nuestras costumbres y de imaginar un futuro distinto para nuestros ancianos. Nuestro agradecimiento se dirige a todas esas personas que, aun con muchos sacrificios, han seguido efectivamente el ejemplo de Rut y se están ocupando de un anciano, o sencillamente muestran cada día su cercanía a parientes o conocidos que no tienen a nadie. Rut eligió estar cerca de Noemí y fue bendecida con un matrimonio feliz, una descendencia y una tierra. Esto vale siempre y para todos: estando cerca de los ancianos, reconociendo el papel insustituible que estos tienen en la familia, en la sociedad y en la Iglesia, también nosotros recibiremos muchos dones, muchas gracias, muchas bendiciones.

En esta IV Jornada Mundial dedicada a ellos, no dejemos de mostrar nuestra ternura a los abuelos y a los mayores de nuestras familias, visitemos a los que están desanimados o que ya no esperan que un futuro distinto sea posible. A la actitud egoísta que lleva al descarte y a la soledad contrapongamos el corazón abierto y el rostro alegre de quien tiene la valentía de decir “¡no te abandonaré!” y de emprender un camino diferente.

A todos ustedes, queridos abuelos y mayores, y a cuantos los acompañan, llegue mi bendición junto con mi oración. También a ustedes les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 25 de abril de 2024

 

nota. La foto del templo es la Iglesia de Santa Ana en Jerusalén.

Comunicación Montalegre

Señor envía tu espíritu y tu fuerza para que los haga santos

Celebramos la fiesta de la patrona de la Iglesia de Santa María de Montalegre el día en que la Iglesia conmemora la Visitación de la Virgen, que coincide siempre con el día 31 de mayo y con las confirmaciones de los jóvenes y algunos adultos que se han preparado para recibir el sacramento del Espíritu Santo. En el vigente 2024 se trataba de veinte cuatro confirmantes, en su  mayoría eran de Montalegre, Terral y Braval . En esta celebración también hicieron la primera comunión tres jóvenes.

La ceremonia se inició a la siete de tarde, previamente el rector había recibido al Cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, el cual iba acompañado de su secretario Mn. Marc Labori.  Se detuvieron en la Capilla del Santísimo, y a continuación pasaron a la sacristía. Allí el Cardenal saludó a varios colaboradores de Montalegre, muy especialmente al Sr. Pep Masabeu del cual se han publicado en medios digitales de las últimas semanas varias entrevistas sobre los buenos métodos de estudio, trabajo e inserción social que se desarrollan en Braval desde hace más de 25 años, con buenísimos resultados en sus proyectos. Mn. Bombardó, como maestro de ceremonias, antes de los ritos iniciales, animó a los confirmantes a que se preparasen para recibir el Espíritu Santo.

 La liturgia de la Palabra y la homilía del Cardenal

Las lecturas del día se referían a la Virgen Santísima, y las leyó una de las catequistas. La primera lectura de Sofonías 3,14-18: Regocíjate, hija de Sion. El salmo de Isaías 12:  Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel. Y el santo Evangelio de san Lucas 1,39-56: En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Tomó la palabra el maestro de ceremonias y explicó la preparación que habían recibido los confirmantes para este acto, por medio de las catequesis, el estudio y la frecuencia de los sacramentos, así como haciendo obras de misericordia, por lo que han recibido la formación adecuada. Dijo el nombre de cada uno de ellos y acudiendo a la llamada se pusieron de pie.

A continuación, el Cardenal Omella pronunció una homilía muy bonita dedicada a la Virgen Santísima y a la santidad de los confirmantes. En primer lugar, les dio la enhorabuena por la decisión que habían tomado. Se refirió a que la Virgen Santísima visitó a su prima Elisabeth y ahora a nosotros nos visita también en esta iglesia. Recordó las apariciones de la Virgen en Fátima por las que fue a visitar a unos jóvenes niños Francisco, Jacinta y Lucía. A ellos les pidió sacrificios y que rezasen el santo rosario. La Iglesia tiene por Madre a María y la Humanidad ha ganado una Madre. También se le apareció a Diego en Guadalupe de Méjico y en el lienzo que él llevaba se quedó para siempre grabada la imagen de la Virgen y en los ojos está él, Diego, y muchísima gente, que somos nosotros.

María no se olvida de nosotros.  No dejéis de rezar, hacer oración y sacrificios y rezar por la paz, especialmente el santo rosario. Y en la contrariedad y tentación, el padrenuestro y la avemaría, Dios no coge a nadie a traición. También se refirió a la primera manifestación de la divinidad de Jesús que fue precedida de la intervención de María, en las Bodas de Caná, diciendo a los que servían Haced lo que él os diga.

Seamos apóstoles haciendo el bien, yendo a misa y diciendo quién es Jesucristo. Recordó al beato Carlos Acutis, un joven que murió por una enfermedad grave a los 15 años, era un hombre normal, hacía deporte, iba en patinete y se divertía como vosotros, y en redes sociales hablaba de Jesucristo, la Virgen, un apóstol que próximamente será declarado santo. Pidamos la fuerza del Espíritu Santo y que la Virgen nos ayude a ser santos.

Las Confirmaciones

Antes de recibir los confirmantes el Sacramento de la Confirmación, se nos invitó a renovar las promesas del Bautismo. A continuación, se invocó al Espíritu Santo: Señor envía tu espíritu y tu fuerza para que los haga santos. Y tras explicaciones del maestro de ceremonias: Ser crismado con la cruz y los óleos es fermento de santidad.

Cada uno de los confirmantes, acompañados de sus padrinos fueron acercándose al presbiterio para que el Cardenal Omella le impusiera el óleo consagrado en la Misa Crismal que se celebra en la Semana Santa, de cada año, al tiempo que el Cardenal Omella decía: Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo, la paz sea contigo.

Las plegarias elevadas a Dios Nuestro Padre, fueron leídas por los ya confirmados. Una vez acabada la Liturgia de la Palabra y las Confirmaciones, se inició la Liturgia de la Eucaristía.

Pequeños detalles

 

Fue una celebración muy gozosa y feliz para los protagonistas, pero también para todos los que estábamos allí, pues participábamos de algo irrepetible pues el Sacramento de la Confirmación se recibe solamente una vez en la vida, y es la ocasión propicia para que también pidamos la intervención del Espíritu Santo para cada uno de nosotros.

Hemos de agradecer al Cor de Betlem de voces femeninas y al organista Pere Mateu Xiberta su participación continuada en toda la celebración aglutinando con sus voces el ambiente de oración y sosiego.

Bienaventurada eres Virgen María, que creíste, porque se cumplirá lo que te fue dicho de parte del Señor

Isabel Hernández Esteban

La Virgen del Santuario de Torreciudad acogió a ochenta personas del barrio del Raval de Barcelona

Cada año en la primera semana del mes mayo, dedicado universalmente a la Virgen María, la Iglesia de Santa María de Montalegre organiza una romería al Santuario de Torreciudad, ubicado en el Pirineo de Huesca. En esta ocasión la romería se organizó para el primer día de mayo de 2024.

Se siguió el programa establecido. A las 7 de mañana se reunieron todos los peregrinos en la Ronda de Sant Antoni de Barcelona, en su mayoría del barrio del Raval de Barcelona, relacionadas con las entidades de Terral, Braval y Montalegre. Ochenta personas llenaron dos autocares, rumbo a Torreciudad.

Fueron recibidos en el punto de acogida del santuario por el rector D. Ángel Lasheras. A continuación, los peregrinos pudieron ver un vídeo de testimonios que se habían encomendado a la Virgen de Torreciudad, siendo sus relatos muy emotivos. Seguidamente procesionaron con la réplica de la Virgen de Santa María de Montalegre de Barcelona, la cual forma parte de las imágenes del Museo de Imágenes del Santuario, que también es visitable por los peregrinos. La procesión finalizó cuando la imagen de la Virgen se depositó al pie del presbiterio.

Una vez en el interior del templo los peregrinos pudieron visualizar el Video-maping del retablo de alabastro que es siempre una gran catequesis, la capilla del Cristo Vivo o darle un beso al medallón de la Virgen. A su vez, los fieles pudieron ir confesarse, un momento muy apropiado para ponerse en paz con Dios, como así fue para muchas personas.  La celebración de la santa misa culminó aquella mañana llena de emociones y gracias recibidas.

El almuerzo se hizo con los propios avituallamientos en un local del santuario. Antes  del rezo del santo rosario en el templo, hubo tiempo libre para pasear por el nuevo sendero del Vía Crucis, o por el camino que lleva a la ermita de Nuestra Señora de Torreciudad.

¡No llovió! A pesar de ciertas previsiones y de un trayecto largo como es el de ir de Barcelona hasta el santuario, y volver al inicio del encuentro. Tanto al ir como al volver se rezaron los rosarios para completar la romería, rezando muy especialmente por los más necesitados, en la que abundaron las peticiones, los agradecimientos y la humildad en el perdón, no importándole a Nuestra Madre común el origen multicultural de todos los fieles.

 

Isabel Hernández Esteban

Fotos, Florentino Ysern

La Cruz es la culminación de la divinidad de Cristo

La frase de san Josemaría Escrivá BUSCAR a CRISTO, ENCONTRAR a CRISTO, AMAR A CRISTO nos anima en esta Semana Santa 2024 a meternos como un personaje más en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo para culminar con la Pascua de Resurrección.

La celebración del Domingo de Ramos es especial y única, no hay otra igual en la liturgia de la Iglesia. Vemos como Jesús entra en Jerusalén, las gentes lo aclaman, ponen sus vestidos en el suelo para que su pollino no pase por encima de barro u otras cosas, basura o excrementos de los animales, sino que entre en la ciudad santa como un rey, aclamado con gritos de alegría.

El pueblo conocía sus milagros y habían oído sus Palabras de Vida. A pesar de todo ello, Jesús ya sabía que en pocos días sería clavado en la Cruz según lo habían anunciado los profetas. A los tres días resucitará tal como Él mismo había predicho. El celebrante lee textos, salmos, el Evangelio y después, los fieles también aclamamos con cantos, movemos las palmas, palmones, los ramos de laurel y hierbas aromáticas y el celebrante los bendice, también nos bendice a nosotros con mucha alegría y agua bendita.

Sigue una procesión con más cantos y los fieles entramos ya en el templo y continúa la santa misa con más lecturas y salmos cantados. A continuación, se proclama el Evangelio que es toda la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo que termina con la Resurrección. Con todo tipo de detalles, los evangelistas relatan los hechos ignominiosos de la Cruz. En este año 2024, que es el Año Litúrgico B, se lee la Pasión de san Marcos.

A lo largo de la Semana Santa se profundiza en la entrega de Jesús al hacer la voluntad de Dios hasta el extremo pues, siendo Dios, se deja crucificar por este pueblo de corazón duro, sordo y olvidadizo que ya no se acuerda de los grandes bienes que Jesús ha hecho por ellos.

Pero más que nunca, recordemos que la Cruz de Cristo no es un fracaso: La Cruz es la culminación de su divinidad y con la Resurrección demuestra su Gloria.

Isabel Hernández Esteban

Encarga una misa: Rezamos por los vivos y por los difuntos

Una de las siete obras espirituales de misericordia nos invita a orar por los vivos y por los difuntos. La santa Misa es la renovación del santo sacrificio de Cristo en la Cruz, donde Jesús dio por Amor su vida por cada uno de nosotros.

Encargar una misa es la mejor forma que tenemos de rezar por quien amamos y hemos amado, ya que la misa es oración y amor. La Eucaristía es el acto de Amor más sublime y santo que se celebra todos los días en la tierra.

Ofrecer la santa misa por algún motivo o persona es una bonita tradición muy antigua. Son muchas las razones por las que se puede ofrecer una misa. Desde solicitar una gracia particular, pedir por la salud de un enfermo, dar gracias por la intercesión de un beato o santo y, por supuesto, por el descanso en paz de un ser querido.

Como bien nos enseña la Iglesia, cuando algún muerto, aunque éste puede dejar su vida terrenal en el estado de amistad con Dios, podría darse la situación de que no se encontrara completamente santificado.

Los católicos creemos convencidos de que la misa tiene efectos de reparación.

En numerosas ocasiones esta es la razón que anima al donante a ofrecer la misa, ayudar a esa alma a salir del purgatorio, liberarla de sus penas y así poder disfrutar lo antes posible de la Gloria eterna.

Como dejó por escrito el santo cura de Ars, Mn. Juan María Vianney: La santa misa tiene un valor infinito, alegra a toda la corte celestial, alivia a todas las almas más olvidadas del purgatorio, lleva sobre todos nosotros toda clase de bendiciones y, por encima de todo, da gloria a Dios.

¡Encargar una misa es, sin duda, el regalo más bonito que podemos hacer! Cuando el sacerdote celebra la Eucaristía allí estamos todos los asistentes en nombre de todo el pueblo de Dios, y supone un verdadero consuelo para quien ha encargado esa misa, saber que son muchos los que se unen a esa oración.

Por último, recordemos que, en el caso de querer encargar una misa o un conjunto de misas por una intención, se puede:

Llamar a Secretaría de lunes a viernes en el teléfono 933014347.

Enviar correo electrónico: secretariamontalegre@gmail.com

Pedir en la Sacristía directamente.

 

Comunicación Montalegre

 

Charlas divulgativas sobre el MATRIMONIO y FAMILIA

Un nuevo equipo de colaboradoras se ha incorporado a la pastoral de la Iglesia de Santa María de Montalegre con mucho entusiasmo. Su tarea principal es divulgativa y también formativa. Con dicho fin, han preparado un calendario muy interesante de charlas sobre temas relacionados con la FAMILIA y el MATRIMONIO, que como sabemos tienen muchísimas facetas que se pueden desarrollar, económica, doméstica, jurídica, eclesiástica, doctrinal, etc.

Las charlas están previstas para los sábados por la tarde, una vez al mes, en la sala de actos de Montalegre.

Igualmente, han creado una cuenta en la red social Instagram, desde la que se difunden los eventos. Será un buen instrumento para conocer estas actividades y darlas a conocer a nuestros seguidores y amigos:   @iglesiademontalegre.

Comunicación Montalegre

Feliz Navidad junto al Niño Jesús

Un extracto del Evangelio del Evangelista san Lucas, 2, 16-18 cuando se produjo la Epifanía del Señor, el día que la Iglesia celebra la visita de los Reyes Magos al portal de Belén, relata lo siguiente:

Fueron, pues, deprisa y encontraron a María, José y el Niño tumbado en el pesebre. Al verlo, supieron lo que les habían dicho sobre ese niño; y todos los que lo oyeron quedaban maravillados de lo que les contaban los pastores.

De este modo, nosotros nos hemos asombrado en la pasada Nochebuena y hoy mismo en la Navidad, la Natividad del Señor. Por ello queremos compartir con todos nuestros lectores y seguidores este gran acontecimiento, deseándoles de todo corazón Una Feliz Navidad y que el Niño Jesús nos aporte la paz interior y la paz al mundo.

Isabel Hernández Esteban

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