La sociedad actual reúne unas características muy distintas no solo a la de las del período en que nació la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) de la época moderna hace más de 130 años, sino, simplemente, respecto a la de unas décadas atrás. Hoy, incluso es muy inferior el peso de la religión, al menos en Occidente. Algunas de aquellas características son: pluralismo religioso e ideológico; olvido de Dios y hasta de la naturaleza humana; la democracia como régimen político y la economía de mercado como sistema económico; mundo globalizado y fuertemente interconectado, pero con grandes desigualdades y, en muchos casos, pobreza; reivindicaciones selectivas y fragmentarias como exigencias de justicia (ecologismo, diversidad, igualdad e inclusión…) y de “derechos” no fundamentales (aborto, eutanasia, derechos de los animales…); una modernidad líquida (con valores morales escasos y cambiantes, relativismo ético; incertidumbre por los cambios vertiginosos; desvinculación (falta de sentido del compromiso, todos los lazos son provisionales); lucha por el dominio ideológico en educación y medios de comunicación, con fuerte acción de poderes fácticos y grupos de presión).
En esta situación, ¿tiene algo que decir hoy la Doctrina Social de la Iglesia? ¿Alguien la tiene en cuenta?
A ello responde el Dr. Domènec Melé, profesor emérito de Ética Empresarial del IESE, doctor en Ingeniería Industrial y en Teología, y director de la revista “Temes d’Avui”, que pronunció en la Sala de Actos de la Iglesia de Montalegre una conferencia sobre el tema “¿Tiene vigencia en la sociedad actual la Doctrina Social de la Iglesia?”, en la tarde del 24 de febrero de 2023. Fue presentado por el presidente de la Plataforma per la Família, Daniel Arasa, que hizo referencia a diversas características de la sociedad actual antes apuntadas, a las que la DSI debe dar respuestas de alguna forma.
El Dr. Melé dejó claro en primer lugar que la Doctrina Social de la Iglesia “no es una ideología” y precisó que está dirigida primordialmente a los católicos, pero también a personas de buena voluntad. Entre sus grandes temas están la visión del hombre y de la sociedad, la promoción de la justicia y de la paz en el mundo, el trabajo humano, la actividad económica y empresarial, la familia y la vida humana, la comunidad internacional y el desarrollo y el medio ambiente. Contiene principios, criterios y directrices relativos a la vida social, y aunque no hay en ella modelos y programas políticos permite analizarlos y ser fuente de inspiración.
Añadió que aquellos principios y criterios han de aplicarse con sabiduría práctica, tienen lógica interna y están orientados a la acción.
El Dr. Melé detalló que la DSI se puede aplicar a una multitud de aspectos, pero se centró de forma especial en los de la convivencia y la democracia y planteó algunos de los retos actuales, distinguiendo entre comunidad política y sociedad civil y afirmando la preeminencia de esta última y precisando que la comunidad política debe estar al servicio de la sociedad civil.
“La Iglesia aprecia el sistema democrático en la medida que asegura la participación de los ciudadanos, pero la etiqueta de democracia no puede favorecer la formación de grupos dirigentes restringidos que, por intereses particulares o por motivos ideológicos usurpan el poder”, dijo el profesor Melé, que añadió que “la democracia no puede sustentarse en el relativismo ético, sino que requiere unos valores morales superiores que la sustenten y le den legitimidad. Entre ellos respetar la dignidad del ser humano y considerar el bien común como fin y criterio regulador de la vida pública”.
El profesor Melé dijo que “Con el relativismo ético, la legalidad fácilmente se toma como sucedáneo de moralidad”. En este sentido precisó que las leyes civiles no pueden ignorar el orden moral ni ser contrarias a él, hasta el punto de que cuando existen “hay que considerarlas como mera coacción externa y resistirlas”.
Entre los retos actuales propuso promover una “laicidad positiva”, que defiende la aconfesionalidad del Estado, pero reconoce el papel de la religión en la sociedad y promueve relaciones de cooperación entre el Estado y las confesiones religiosas. Puso sobre la mesa la importancia de la responsabilidad de todos para sacar adelante la sociedad, también en ámbito social y político, actuando con libertad.
Crónica facilitada por Daniel Arasa
Comunicación Montalegre