Es bien conocido por todos que el mes de mayo es el mes de María, la Madre de Dios. Todos los años procuramos tenerla más presente en estos días, metiéndola en todo y en cada una de las cosas que hacemos durante la jornada.
Este año dedicado a las Familias podría ser una buena ocasión para vivir el mes de María acudiendo a ella con más frecuencia como la Reina de la Familias. María es Reina del universo y de todo lo creado, especialmente de los hombres y mujeres incorporados a Cristo por el Bautismo y llamados a extender el Reino de Cristo en el mundo en nuestras circunstancias personales, familiares, profesionales y sociales. Busquemos la manera de que María nos lo facilite dejando que reine en toda nuestra vida. Como el apóstol Juan, metámosla en nuestra vida. Ella nos facilitará que todo nuestro actuar, pensar y desear este centrado en Cristo.
Os animo a fijarnos, de modo especial, en las virtudes familiares de María para poder imitarla y convertirla así en auténtica Reina de nuestras Familias y de la Familia de todos los bautizados que es la Iglesia.
Empecemos por tener una imagen de Santa María en un lugar preferente de nuestra casa y en nuestra habitación, que reciba el saludo diario y las oraciones de cada miembro de la familia y de toda la familia cuando rezamos juntos. Pongamos bajo su protección a nuestra familia de modo sencillo y espontáneo cada mañana. Incorporemos algunas prácticas de piedad mariana en la familia o vivamos con más constancia y fervor las que ya vivimos.
Busquemos imitar a María en su trato maternal y familiar a Jesús y a José, su espíritu de servicio, su amabilidad y cariño, su abnegación y su dedicación atenta y desinteresada a las personas y al hogar. ¡Dejemos que ella Reine y sea Madre!
Mn. Xavier Argelich.