Al instituir la Eucaristía, Jesucristo ha querido entregarnos lo más valioso que podíamos recibir, es decir, su amor eterno por cada uno de nosotros. Cuando se celebra la Santa Misa asistimos al acto de supremo Amor de Dios por los hombres ya que renovamos, de manera incruenta, el Santo Sacrificio de la Cruz. El Hijo de Dios hecho hombre que se ofrece al Padre en rescate de todos los hombres. Con su muerte en la Cruz nos redime y nos libera de nuestros pecados que nos impiden amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente.
Como dejó escrito el Santo Cura de Ars: La santa Misa tiene un valor infinito, alegra a toda la corte celestial, alivia a las almas más abandonadas del purgatorio, trae sobre todos nosotros toda clase de bendiciones y sobre todo da Gloria a Dios. La Iglesia nos anima a una participación activa en la Santa Misa. Una actitud despierta y positiva que fomente nuestros deseos de adorar, desagraviar, pedir y agradecer. Procuremos prepararnos bien, antes de asistir a Misa, concretando por quien o que vamos a pedir, por quien ofreceremos la Misa, que trabajos, ilusiones y preocupaciones ofreceremos junto al pan y al vino. Es decir, procuremos que cada Misa sea distinta, porque buscamos cada vez que asistimos a la Misa unirnos al Sacrificio de Cristo con todo lo que somos y amamos.
La Santa Misa es la mejor oración por los vivos y los difuntos. La Iglesia nos invita a rezar durante el mes de noviembre sobre todo por los difuntos, ofreciendo sufragios por ellos. Podemos ofrecer oraciones, el trabajo, sacrificios y limosnas por ellos, pero nada mejor que ofrecer la Santa Misa por su eterno descanso. Así nos lo recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en su número 958: La Iglesia peregrina (…) desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció sufragios por ellos; pues es una idea santa y piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados. Hacerlo así, nos ayudará a amar más y a vivir con más piedad el Santo Sacramento del altar, viviremos la comunión de los santos y ayudaremos a muchas almas a llegar al cielo.
Mn. Xavier Argelich