El primer domingo de agosto de este año coincide con la fiesta de la Transfiguración del Señor. Jesús sube al monte Tabor con tres discípulos -Pedro, Santiago y Juan- y se transfigura delante de ellos mostrándoles su divinidad. Ante tal belleza y resplandor, Pedro exclama casi extasiado: ¡Qué bien se está aquí! Manifiesta de esta manera el deseo de permanecer siempre en este momento, junto a Cristo glorioso.
Nosotros no hemos tenido esta experiencia real, pero el Señor nos ha dado la fe para que también podamos reconocerlo con toda su divinidad. A lo largo de nuestra vida hemos ido comprobando, incluso en los momentos menos buenos, el amor de Dios, su bondad y su presencia en nosotros y en todos los sucesos vividos. La fe y la confianza en Dios nos lleva a poder exclamar junto al Apóstol: ¡qué bien se está contigo, Señor!
Aprovechemos este mes de agosto para descansar y, a la vez, profundizar en esta gran verdad: Dios o nada. Jesús quiso mostrar su divinidad sólo a tres de sus doce apóstoles, para que ellos confirmaran en la fe a todos los demás. Cuando nos decidimos a vivir por Dios y para Dios todo adquiere un sentido, la vida tiene sentido. Cuando vivimos a espaldas de Dios, todo es un sinsentido, no sabemos a dónde vamos ni sabemos lo que queremos aunque probemos y experimentemos muchas cosas. Nos esforzamos en vano. Subamos al monte Tabor, con la liturgia, la oración y la reflexión.
Aprovechando estos días, algo más calmados, para meditar las verdades de nuestra fe, para reflexionar sobre nuestra vida de fe y empaparnos de su belleza. Esta reflexión nos conducirá a un mayor deseo de vivir siempre junto a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Habrá más unidad de vida, toda nuestra vida será humana y divina y entonces podremos afirmar sin equivocarnos: ¡qué bien se está aquí!
La alegría que experimentaremos será contagiosa y haremos mucho bien a los que nos rodean. La fiesta de la Asunción de la Virgen María será otro aliciente para decidirnos de una vez por todas por Dios, por la vida cristiana.
Mn. Xavier Argelich