Llevamos más de un año con las obras de rehabilitación de nuestra querida Iglesia de Santa María de Montalegre y todos esperamos que terminen pronto. Estamos en el tramo final y confiamos que durante este mes estén terminadas.
Desde aquí quiero transmitir nuestro más sincero agradecimiento a todos los que habéis hecho posible esta gran obra, con vuestra oración, vuestra ayuda económica, con vuestra paciencia ante las incomodidades, ruido, polvo y un sin fin de circunstancias diversas ocasionadas por el desarrollo de los trabajos de rehabilitación. Gracias a todos de todo corazón. Y un agradecimiento muy especial a las personas que silenciosamente y con mucho trabajo, semana a semana, han hecho posible que el templo esté limpio y dispuesto para la celebración de las Misas dominicales. Estoy seguro que el Señor y su Madre están muy contentos con lo que hemos hecho. Además, hemos contado con la intercesión en todo momento del siervo de Dios José María Hernández Garnica y de tantos otros santos.
Podríamos relatar muchas anécdotas sucedidas durante este tiempo de obras. Casi todas quedarán en la intimidad de los protagonistas y en el recuerdo de los que las han vivido. No obstante, me gustaría resaltar una que resume todas ellas, así como todo el esfuerzo de los trabajadores, donantes, feligreses y sacerdotes: La de una buena señora que desde el principio quería hacer un donativo para las obras y no veía la manera de hacerlo, pero tenía muy claro que quería hacerlo, ya que ella y su familia querían hacerle un regalo a la Virgen María, y al final consiguieron hacérselo y experimentar una gran alegría y gozo.
Pienso que entre todos le hemos hecho un gran y buen regalo a nuestra Madre la Virgen María, que nos seguirá guiando y protegiendo en nuestro camino hacia su Hijo.
Mn. Xavier Argelich