La Sagrada Familia de Nazaret es el modelo de toda familia y principalmente de las familias cristianas. Estos días navideños habremos contemplado muchas veces el portal de Belén con Jesús, María y José. Probablemente nos habremos entretenido mirando las figuras del pesebre y dejando que el corazón se enternece ante tanta belleza y tantas enseñanzas que habremos descubierto una vez más.
En este inicio del nuevo año, nos fijaremos en el modelo familiar que representa la Sagrada Familia. Al contemplar la escena descubrimos, en primer lugar, lo externo, el establo, el pesebre que acoge al Niño, la paja desparramada por el suelo, el buey y la mula que dan calor al lugar. Descubrimos la alegría de María y de José, a pesar de no haber encontrado un lugar más digno para que nazca el Hijo de Dios. Y, a continuación, nos adentramos en el interior de los personajes a través de sus miradas, que reflejan la belleza de sus almas, de su respuesta al querer de Dios, el cariño y la ternura en sus gestos y palabras, en su actuar. Descubrimos su agradecimiento y sus plegarias, sus súplicas a Dios para ser fieles a su misión, para saber corresponder a tanta gracia recibida.
Si, además, nos trasladamos al hogar de Nazaret seguiremos descubriendo tantas actitudes y manifestaciones propias del amor familiar que nos llenarán a vivirlas en nuestras familias, con un deseo grande de imitar a la Sagrada Familia para que la nuestra sea lo más parecido a la familia de Jesús. Veremos cómo se quieren, cómo se hablan, cómo se comprenden, cómo se ayudan unos a otros, cómo trabajan, cómo rezan, cómo socorren al necesitado, cómo tratan a las amistades. Y todo ello realizado con una gran libertad y un gran espíritu de servicio. Si, con abnegación y sacrificio, pero, como lo que les mueve es el amor, da la impresión de que nada cuesta, que todo se hace con gran facilidad y alegría. Qué gran ejemplo y modelo. Queremos imitar a la Sagrada Familia. ¡Feliz Año Nuevo!
Mn. Xavier Argelich