A lo largo del fin de semana, 9 y 10 de octubre de 2021, se celebró la apertura en la Ciudad del Vaticano de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos con el lema: «Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación y misión». El domingo siguiente, 17 de octubre, se celebró la apertura en cada una de las Iglesias particulares, iniciándose la fase preparatoria diocesana.
En nuestra Archidiócesis, tal y como nos comunicó nuestro cardenal-arzobispo el pasado 27 de septiembre, la Eucaristía de apertura fue en la catedral el domingo 17 de octubre de 2021 en la Catedral, a las 19.15h. También expresó el deseo de que todas las parroquias y comunidades pudieran sumarse a esta iniciativa. En este sentido, el domingo 17 de octubre de 2021, la Iglesia de Santa María de Montalegre se hizo eco del inicio de la fase diocesana del Sínodo, uniéndose al Santo Padre Francisco, utilizando el SUBSIDIO PARA LAS CELEBRACIONES DE LA EUCARISTÍA DEL XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO que la propia Archidiócesis había facilitado.
Podemos recordar ahora estos textos de la santa misa, llevarlos a la oración y rezar por el Sínodo de Obispos:
En la entrada, la monición inicial fue:
“Hermanos: en este domingo vigésimo noveno del tiempo ordinario, la Iglesia nos anima a seguir a Jesús recorriendo el mismo camino que hizo él: en el amor, la humildad y la obediencia a Dios. Dentro de dos años, en octubre de 2023, se celebrará el Sínodo de los Obispos, que es una reunión de una representación de los obispos del mundo entero, donde se reflexionará sobre la importancia de que toda la Iglesia camine unida» eso es lo que significa la palabra “sínodo” ‒ desde las claves de la comunión, la participación y la misión. En este domingo se abre en las diócesis de todo el mundo, y también en la nuestra, la fase preparatoria diocesana de este Sínodo de los Obispos. Por eso queremos unirnos espiritualmente a nuestro obispo y a todas las diócesis del mundo, y pedir por los frutos de este tiempo de gracia que se abre para toda la Iglesia.”
Las lecturas de la misa son invariables y por tanto se leyeron las correspondientes al XXIX del Tiempo Ordinario, así como la plegaría eucarística que se encuentra en el Misal Romano.
La oración de los fieles fue específica para la apertura sinodal:
“A Dios, nuestro Padre, que con amor rige los destinos de su Iglesia, presentemos confiadamente nuestra oración.
Para que Dios dé su gracia, ilumine con su Espíritu y revista con su fuerza al Santo Padre el Papa Francisco e ilumine a los pastores y los fieles en esta fase diocesana del Sínodo de los Obispos que hoy comienza. Oremos.
Para que con sabiduría y prudencia la Iglesia sepa actualizar el mensaje de Cristo según las necesidades de nuestro tiempo. Oremos.
Para que los pueblos y naciones de la tierra progresen en la solidaridad, la paz y en toda clase de bienes materiales y espirituales. Oremos.
Para que los pobres y los humildes encuentren en la Iglesia y en cada cristiano una mano tendida a su sufrimiento. Oremos.
Para que nosotros y todos los hijos de la Iglesia, participando en la medida de nuestras posibilidades en la preparación del próximo Sínodo, crezcamos en la comunión y en la caridad, caminando juntos con los ojos fijos en Cristo. Oremos.
Bendice, Dios y Padre nuestro, a tu siervo el Papa Francisco, a los obispos, sacerdotes y diáconos, a los religiosos y a todos los fieles, y concédeles caminar juntos en la comunión mutua, la participación de todos y el ardor de la misión. Por Jesucristo, nuestro Señor.”
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Antes de concluir la celebración se rezó la oración al Espíritu Santo que se utilizará durante el proceso sinodal:
“Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre. Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones. Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta. Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras. No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos. Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por perjuicios y falsas consideraciones. Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. Amén.”
Comunicación Montalegre