El Papa Francisco nos presenta a San José cómo Padre de la valentía creativa. Vamos a reflexionar un poco sobre esta expresión original del Santo Padre.
Que San José sea considerado como Padre lo tenemos muy asumido y surge del hecho de ser escogido por Dios para que haga las veces de Padre de su Hijo en la tierra. Desde antiguo los cristianos hemos acudido a él como “padre y señor mío”. Él realmente ejerció de padre de Jesús desde el momento en que acogió en su casa a María. Conocemos los diversos pasajes del Evangelio en los que ejerce esa paternidad. Del mismo modo, acudimos a él frecuentemente buscando su intercesión paternal.
Valentía es una virtud del ser humano que impulsa a ejecutar una acción a pesar del miedo y temor por las dificultades y riesgos a sobrepasar. Es una disposición personal de afrontar de manera prudente pero decidida las situaciones difíciles y los problemas que se nos presentan en la vida corriente. Se trata, sobretodo, de realizar en todo momento la voluntad de Dios. Y esta es la actitud de San José ante todo aquello que Dios le pide, incluso cuando no acaba de comprenderlo o le pudiera parecer contradictorio frente a la condición divina de Jesús, como podría ser el hecho de no ser hospedado o tener que huir.
Creativa supone poner el ingenio personal, no esperar que nos lo den todo resuelto. San José busca cumplir la voluntad de Dios que se le manifiesta en sueños o en las diversas situaciones que se van presentando, pero lo que no se le dice es cómo debe llevarla a cabo. Es aquí cuando entra en juego su creatividad como vemos reflejado en el hecho de buscar un lugar para el nacimiento del Hijo de Dios y adecentarlo lo mejor posible, o cuando organiza la huida a Egipto y se las ingenia para vivir en ese país extranjero, o cuando decide ir a Nazaret. “Cuando nos enfrentamos a un problema podemos detenernos y bajar los brazos, o podemos ingeniárnoslas de alguna manera. A veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener” (Patris corde, 5).
Mn. Xavier Argelich