En este mes de mayo, mes de María, vamos a contemplar cómo San José recibe en su casa a María. Transcurrido un cierto tiempo después de la Encarnación del Verbo, San José decide deshacer en secreto el acuerdo matrimonial con María, y lo decide así por ser un varón justo. Mientras San José consideraba esta decisión “Un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: – José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. (…) Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y recibió a su esposa” (Mat. 1, 18-24).
En todo momento San José actúa en bien de María, no piensa mal, no recrimina, no se siente ofendido. Al contrario, intuye la acción divina y decide no interponerse, deja que su esposa siga su camino. Y por eso, tampoco le sorprende que el ángel del Señor se le presente en sueños, no duda de él y pone por obra de manera inmediata lo que se le ha anunciado. Y recibe en su casa a María. Qué ejemplo tan maravilloso encontramos en el Santo Patriarca. Con confianza, seguridad y fortaleza, y de buen seguro, profundamente agradecido y enamorado, acoge a María en su casa. Decide compartir el misterio redentor con ella, sin cavilaciones ni cálculos ruines de lo que supondrá esa resolución. Es consciente que recibir y acoger a María es lo mejor que le podía pasar, aunque cambien de golpe todos sus planes y proyectos. Simplemente, se fía de Dios. Para José, María es un gran regalo que trae consigo un don mayor: el Hijo de Dios.
Acudamos a la intercesión de San José para que nosotros también sepamos acoger a María, para que la introduzcamos en nuestras vidas, la amemos y recurramos a su ayuda maternal en todo momento y nos muestre el fruto bendito de su vientre, Jesús. Y procuremos rezar con piedad y devoción el Santo Rosario, a poder ser, en familia, pidiendo por el fin de la pandemia y por las necesidades de todas las familias, especialmente por las que están sufriendo más las consecuencias económicas y morales de la pandemia.
Mn. Xavier Argelich