La carta apostólica Con Corazón de Padre, con la que el Papa Francisco convoca el año especial de San José, dedica el primer capítulo a recordarnos la devoción y el cariño que los bautizados tributamos al santo Patriarca.
San José es Padre y Señor nuestro y así nos dirigimos frecuentemente a él. Lo es porque Dios lo escogió para que fuera esposo de María e hiciera de Padre de su Hijo hecho hombre. San José es el padre de familia de la Sagrada Familia de Nazaret. Del mismo modo que María es Madre nuestra, también podemos afirmar que san José es Padre para nosotros.
Citando a San Pablo VI el Papa nos invita a considerar que la paternidad de san José se pone de manifiesto «Al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa»
San José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano y nosotros queremos continuar esta tradición, no por el hecho de continuarla, sino porque realmente lo amamos y lo acogemos como patrono de nuestra vida y modelo de conducta noble, honesta, diligente y fiel. Es todo un ejemplo para nosotros en todos los aspectos de nuestra vida como hombres y mujeres de fe.
En las circunstancias actuales todos podemos “Encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”. Procuremos amar más al Santo Patriarca tratándole con confianza y devoción y experimentaremos su amor paternal.
Mn. Xavier Argelich