La nueva normalidad surgida como consecuencia de la pandemia sufrida y aun amenazante nos lleva a plantearnos nuevos retos, nuevos enfoques o maneras de afrontar la vida en todas sus facetas: personal, familiar, social y laboral. Decidámonos a afrontarlos con la mirada puesta en Cristo y dispuestos a actuar como Él nos enseña.
Sin duda, uno de los retos más visible en estos momentos es el de afrontar la situación de precariedad económica y laboral en la que se encuentran tantas personas y familias enteras. Son muchos los esfuerzos que se han hecho hasta ahora y los que habrá que hacer en adelante. Para poder llegar al mayor número posible de familias se requiere la ayuda y el esfuerzo de todos. En primer lugar, hay que fundamentar bien nuestra vida en la oración y en la vida sacramental para saber descubrir qué podemos hacer con la ayuda de Dios. El Señor nos empujará a la generosidad para con los más vulnerables. ¡Cuántas iniciativas, en este sentido, han surgido estos días de pandemia! En Montalegre somos testigos directos de esta generosidad y solidaridad.
Otro de los principales retos es redescubrir el valor inmensurable de la familia tal como la ha previsto Dios al crear al hombre y la mujer. Estos días de confinamiento cuántos hemos agradecido pasarlos junto a la familia bajo el mismo techo o haciéndonos presente con videos llamadas o de otro modo. El estar pendiente de los demás, el rezar juntos, el pasar más tiempo en familia ha facilitado darnos cuenta de la importancia de pertenecer a una familia y, a la vez, de pertenecer a la Familia de Dios que es la Iglesia. Demos gracias y defendamos la familia cristiana buscando cómo mejorar la nuestra y cómo facilitar a los demás el redescubrimiento de este gran bien.
Mn. Xavier Argelich