En las semanas de confinamiento del mes de marzo de 2020, tal como habían dispuesto las autoridades sanitarias y eclesiásticas, la Iglesia de Santa María de Montalegre se mantuvo cerrada a la entrada de fieles. Algunos de nuestros sacerdotes más jóvenes que estuvieron allí, atendieron numerosas llamadas de consejo espiritual y social. Tal como informamos, semanas después, tímidamente se pudo abrir la puerta, no podía celebrarse culto, solamente impartir la confesión sacramental y la atención espiritual requerida.
La demanda de alimentos creció notablemente, motivo por el cual un grupo de familias de Barcelona y San Cugat del Vallés organizó una recogida de alimentos y donativos para suplir las nuevas necesidades que se estaban creando a raíz de la interrupción de la actividad laboral. Un número muy elevado de desempleados, no solamente en situación legal de ERTE sino también de economía sumergida muy generalizada en el barrio del Raval, pidió por primera vez ayuda a Montalegre.
A lo largo del confinamiento y en la fase cero, muchas personas se pusieron en contacto con los sacerdotes, pidiendo misas en sufragio por sus difuntos. Por ello, cada día, en la santa misa que en privado celebraban, ofrecían constantes sufragios.
Por si esto pareciera poco, debido a las abundantes lluvias del pasado mes de abril, que como se recordará para Barcelona fue el mes de abril más lluvioso desde hacía 107 años, la acumulación de tanta agua y en una edificación tan antigua como Montalegre, provocaron el hundimiento del techo de parte de las oficinas de la Acción Social Montalegre. A su vez, los fuertes vientos causaron un gran número de roturas en los pequeños cristales de uno de los vitrales del templo. Con muchísimas dificultades se pudieron iniciar las obras de reparación, aunque no inmediatamente pues las empresas de rehabilitación estaban cerradas.
Se realizó una limpieza a fondo del templo y sus capillas, así como las zonas de administración y sacristía. Igualmente, se hizo un repaso delicado de los ornamentos con los que se revisten los sacerdotes para las celebraciones eucarísticas y otras liturgias. Finalmente, hubo de adquirirse una alba blanca.
La primera santa misa con fieles desde el día 14 de marzo se celebró en Montalegre el 18 de mayo de 2020. Las misas se han celebrado en la nave central para facilitar el distanciamiento. Se ha dispensado al entrar y salir el gel higienizante y se ha controlado la entrada para que todos los fieles utilizasen la mascarilla protectora mientras permaneciesen en Montalegre. Y nos hemos encontrado una señal blanca en los bancos para que supiéramos donde colocarnos. En todas estas tareas han colaborado un grupo de voluntarios.
Pronto volveremos a cambiar de fase, hasta llegar al final de la pandemia del Covid19 que hoy por hoy no ha acabado. Y con la fuerza de la costumbre, no harán falta indicaciones si nos asola una nueva pandemia. Los que hemos sobrevivido a ésta ¡Gracias a Dios! habremos asimilado las indicaciones tan repetidas como lavarnos las manos con jabón, taparnos la nariz y la boca con la mascarilla al uso y mantener un distanciamiento físico, pero, sobre todo, aunque no esté publicado en el BOE, hay que rezar, rezar y rezar.
Isabel Hernández Esteban