Dentro de unos días exclamaremos, llenos de alegría, que Cristo ha resucitado, aleluya! Cristo vive, la Vida ha vencido a la muerte. Y lo haremos con la consciencia cierta de que es así. La Iglesia vuelve a anunciar la resurrección del Hijo de Dios hecho hombre, que muere en la Cruz para redimirnos del pecado y devolvernos la condición de hijos de Dios. ¡Cómo no vamos a alegrarnos!
La resurrección de Cristo viene atestiguada por todos aquellos que le vieron morir, lo sepultaron y lo vieron vivo de nuevo, y comieron y bebieron con Él después de resucitar. Y esta es la verdad que difundieron a todo el mundo y por la que dieron su vida. Veintiún siglos después continuamos anunciándola, y continuamos fundamentando nuestra fe en este hecho concreto acaecido en Jerusalén durante la dominación romana.
Recientemente algunos hemos podido recorrer y contemplar el lugar de la Pasión, muerte, resurrección y ascensión del Señor a los cielos, así como tantos otros lugares por los que transitó Jesucristo con sus discípulos y todos aquellos que le seguían. Hemos podido ir tras los pasos del Señor y recorrer esos lugares santos volviendo a escuchar sus palabras y hechos con la ayuda de los santos Evangelios.
La emoción ha sido grande, muy grande y, por eso, la queremos compartir ya cercana la Semana Santa. Somos conscientes que esta peregrinación nos facilitará vivirla de una manera muy especial. Podremos acompañar al Señor recorriendo sus propios pasos y os invito a hacer lo mismo a todos, aunque no hayáis podido estar en Tierra Santa. Procuremos vivir con intensidad y piedad los misterios de nuestra salvación meditando las escenas que nos relatan los Evangelios y que celebraremos en la liturgia del Triduo Pascual.
Vivamos con fe estos días y empapémonos del amor de Dios y de su Bondad infinita.
Mn. Xavier Argelich