El mes de septiembre es un mes rico en fiestas dedicadas a la Virgen María. Empezaremos celebrando su Natividad, para unos días más tarde celebrar el Santo y Dulce Nombre de María. Justo después de celebrar la Exaltación de su Hijo en la Cruz, contemplaremos los Dolores de María. Y antes de terminar el mes, la veneraremos como patrona de la Ciudad de Barcelona en la fiesta de la Merced, que este año adquiere un relieve especial, ya que estamos conmemorando los ochocientos años de la Orden de la Merced.
Pienso que es una buena ocasión para acudir a María pidiendo de modo especial por los jóvenes y por el próximo Sínodo de Obispos dedicado a ellos, que se celebrará durante el mes de octubre en Roma, con el lema: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Acudamos con fe a María rogándole que muchos jóvenes se acerquen a Jesús, Ella es el camino más breve para lograrlo.
La Virgen María recibió la embajada del Ángel siendo muy joven y demostró su fe en ese momento y a lo largo de su vida, y de una manera admirable al pie de la Cruz de su Hijo. Su respuesta siempre afirmativa y pronta al querer de Dios propició la venida del Hijo de Dios a este mundo nuestro, tan necesitado de fe y respuestas generosas al servicio de la Iglesia y de las almas.
A Ella, a María, acudimos confiadamente y nos ponemos bajo su protección y amparo. Con Ella sabremos mostrar a los jóvenes el rostro amable y atractivo de Jesús.
Xavier Argelich