El Papa Francisco nos enseña cuáles deben ser las notas o características de la santidad en el mundo actual. Me parece de gran interés recordarlas este mes dedicado a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. El que desea de verdad alcanzar la santidad en su caminar terreno, procura tener los mismos sentimientos que Cristo, busca parecerse cada vez más a Él. De ahí, la importancia de fijarnos en esas cualidades que nos señala el Santo Padre, ya que, nos facilitarán enormemente la tarea de imitar a Jesucristo, nuestro modelo de santidad.
El Papa define estas cualidades cómo cinco grandes manifestaciones del amor a Dios y al prójimo. En primer lugar, la paciencia y la mansuetud, que nos llevan a aguantar, a soportar las contrariedades y las inestabilidades de la vida, así como las agresiones, las infidelidades y los defectos de los demás.
En segundo lugar, la alegría y el buen humor. El santo ha de ser capaz de vivir de esta manera, sin perder el realismo, y con su fe ilumina el espíritu de los demás de manera positiva y esperanzada. El santo, en tercer lugar, es audaz, entusiasta, habla con libertad y tiene fervor apostólico. La compasión entrañable de Jesús, lo movía a salir de sí mismo para anunciar con fuerza, curar, y liberar. Del mismo modo debemos desear tener ese mismo espíritu evangélico e interesarnos por todas las personas, procurando transmitirles la alegría de la vida cristiana.
Continúa el Papa recordando que, para vencer en nuestras propias luchas para ser más santos, necesitamos la ayuda de los demás. No podemos aislarnos, debemos aprender a ayudar y a dejarnos ayudar. La santidad es personal, pero se alcanza junto a la comunidad creyente. Y, por último, nos señala que la santidad está abierta a la trascendencia, que se manifiesta en la oración y en la adoración.
Mn. Xavier Argelich