La peregrinación a Fátima en el año 2017, año en el que se cumple el Centenario de las Apariciones, y que ha organizado la Iglesia de Santa María de Montalegre, ha sido muy gozosa. Era la tercera vez que Montalegre iba a Fátima. Los 36 peregrinos formamos un grupo cohesionado y rezamos mucho. Hubo tiempo y momentos francamente divertidos, celebramos el amor y la unión matrimonial y retrasamos o adelantamos el reloj tres veces, pero todo discurrió on time. El librito que la Sra. María Montserrat había elaborado para los peregrinos, con la historia de las Apariciones, la oración de la Consagración individual a la Virgen de Fátima, y otras oraciones resultó muy útil y lo guardaremos como recuerdo de la peregrinación.
El Vía Crucis, el Mensaje de la Virgen y el Rosario de las Velas
Emprendimos viaje en avión desde Barcelona con dirección a Portugal, a primerísima hora de la mañana del día 27 de octubre de 2017. Aterrizamos en Lisboa. En el aeropuerto nos esperaba el autocarista, Sr. Lionel. Alguien tuvo que retroceder: ¡se había quedado una mochila dentro del avión! No obstante, mientras nos acomodamos en el autocar el problema se resolvió. En el trayecto hacia Fátima, Lionel nos refirió las zonas que habían sido devastadas por los recientes incendios padecidos en el país luso, y los más de 100 muertos, víctimas del fuego. Ya en Fátima, el autocar nos dejó al inicio de la Vía Sacra, el llamado Vía Crucis de los húngaros. A aquella hora de la mañana, aproximadamente las diez y media, el sol ya amenazaba calor. Todos juntos iniciamos el rezo del Vía Crucis, dirigido por Mn. Xavier. En la quinceava estación, la de la Resurrección, al pie del monumento al calvario, nos hicimos la mejor foto de grupo. Seguimos el camino por el entorno de las apariciones del Ángel de la Paz, el lugar dónde iban los tres pastorcitos, dos de ellos canonizados, Francisco y Jacinta, el pasado 13 de mayo de 2017, a pastorear las ovejas. Después del largo paseo a pleno sol, junto a otros grupos de peregrinos de diversos países, llegamos a Ajustrel, el lugar donde vivían los pastorcitos. Allí disfrutamos de agua fresca y de los productos textiles propios de la zona. De nuevo, en el autocar, en breve llegamos al hotel donde teníamos la reserva, al pie de una de las entradas laterales del Santuario.
Por la tarde, la organización tenía prevista una agenda de actividades muy apretada. Mn. Xavier se puso a confesar en la capilla de la Reconciliación, en uno de los 50 confesionarios donde los sacerdotes atienden a los fieles en muchos idiomas. Se trataba de ganar la indulgencia plenaria, si se cumplían las condiciones adecuadas. Y recibir la absolución después de una confesión contrita, era una de las condiciones dispuestas. Tuvimos tiempo para visitar la Basílica de la Santísima Trinidad, las capillas de la Muerte de Jesús y la del Santísimo Sacramento. Con tiempo, llegamos a la Capelinha de la Virgen de Fátima. Muy recogidos, rezamos. A las 19.15 horas, se inició la santa misa. Mn. Xavier participó en la concelebración, junto a 14 sacerdotes más, presidida por el obispo de Castellón-Segorbe. El obispo dio la bienvenida a todos los peregrinos, venidos de muchas partes del mundo con gozo, alegría y esperanza. Nos habló de la unidad y la paz de la Iglesia, de la sociedad y de nuestro país. Nos recordó el mensaje de Fátima, un mensaje que nos llama a la conversión constante, a la oración y a la penitencia: El Señor resucitado nos cambia el corazón y nos da fuerza para emprender nuestra misión y ser discípulos suyos, siguiendo los pasos de María.
Después de la cena en el hotel, volvimos al Santuario a participar en el Rosario de la procesión de la imagen de la Virgen de Fátima que se inició a las 21.30 horas. Se le llama El Rosario de las Velas porque miles de fieles acompañan a la imagen de la Virgen por toda la explanada con velas encendidas. Si el santo rosario es una oración universal que la Virgen Santísima agradece muchísimo, es de un gran gozo añadido para nuestra alma participar en un rosario como el de Fátima, es realmente conmovedor.
El amor matrimonial, la indulgencia y la historia de Fátima
Un buen desayuno nos preparó para seguir aprovechando la estancia en Fátima. La primera actividad del segundo día, el 28 de octubre de 2017, fue acudir juntos a la Capilla del Ángel de la Paz, la cual había sido reservada con anterioridad para el grupo de Montalegre. Se asignaron los encargos: la Sra. María Montserrat leyó las lecturas, el Sr. Armando entonó los cantos y el joven Elías ayudó a misa.
En la misa se incluyó la renovación de los votos matrimoniales, con el motivo de que el Matrimonio de los Sres. Pampliega acababa de cumplir 50 años. A dicha renovación nos sumamos los otros 6 matrimonios del grupo, dándonos el sacerdote la bendición especial para seguir en el crecimiento del amor matrimonial. En la homilía, en ocasión de la celebración de los apóstoles San Simón y San Judas, Mn. Xavier nos dijo que el Señor nos ha escogido para que seamos apóstoles y nos enseña los caminos, “El Señor se sirve de hombres y mujeres para que llegue a todos la Palabra de Dios … La Virgen Santísima escogió aquí a tres niños que tuvieron que enfrentarse y sufrir a muchos problemas y a la prisión… Ellos fueron propagadores de la fe, substituyeron el juego por las oraciones… Jesús estaba contento con sus sacrificios.” Refiriéndose a la vocación matrimonial, el rector de Montalegre nos recordó a los esposos y a esposas que a nosotros Dios nos había llamado al amor matrimonial.
Acabada la santa misa, y antes de marcharnos de la capilla, rezamos la profesión de fe, El Credo, otra de las oraciones que forman parte del pack para obtener la indulgencia plenaria del Año del Centenario de las Apariciones de Fátima.
Seguimos con el plan de la mañana. Desde la Oficina del Peregrino nos condujeron a una sala de proyecciones y vimos un video-reportaje sobre los eventos de Fátima, un documento que refiere la historia de las apariciones y la construcción del santuario, muy distante de lo que es actualmente.
A continuación, a las 12 horas teníamos la reserva del grupo para el Museo de la Luz. Primero vimos otro video-reportaje, un poco más actual que el anterior. Una religiosa filipina nos hizo de guía hablando en español a lo largo del museo, aportando muchos detalles interesantes más allá de lo que veíamos de una pasada. Después del almuerzo bufet, todo el grupo participó de una amena tertulia con burbujitas de champán portugués, promovida por el Matrimonio protagonista del día. De aquella amenidad surgió el destino de una de las próximas excursiones que promoverá Montalegre.
Por la tarde, Mn. Xavier estuvo confesando. El grupo tuvo tiempo libre para confesarse, visitar la Basílica del Santo Rosario, rezar ante los sepulcros de San Francisco, Santa Jacinta y Sor Lucía, y pasear por las calles adyacentes al santuario llenas de tiendas de souvenirs y terrazas.
Igualmente, en aquella noche estrellada participamos del Rosario de la Velas. ¡¡Nos volvimos a emocionar!!
La Misa Internacional
El tercer día de la peregrinación era domingo, el 29 de octubre de 2017, un día soleado y caluroso. La mañana iba a transcurrir un poco al aire de cada uno. Hubo quien, bien temprano, antes del desayuno ya estaba en Capelinha de la Virgen rezando. La mayoría de peregrinos participamos en la Misa Internacional presidida por el Obispo de Fátima, 3 obispos más y 50 sacerdotes de las peregrinaciones venidas de diversos lugares del mundo, Ecuador, Filipinas y de muchos países de Europa. No obstante, las familias portuguesas eran las más numerosas. El hotel nos había suministrado unas sillas plegables para poder sentarse durante la celebración, un gran detalle digno de agradecer.
Las particularidades de esta celebración son muy variadas. Se inicia con la procesión de los estandartes de los grupos de peregrinos, siguen los celebrantes y, por último, la Virgen de Fátima en volandas. En esta ocasión los porteadores eran bomberos portugueses vestidos de gala. Las lecturas se leyeron en diferentes idiomas, una de ellas fue en español. La homilía del obispo de Fátima, dicha en portugués, se centró en el Evangelio (que había sido leído en inglés): “Amémonos unos a otros, pero primero a Dios, con Él y para Él… Jesús cumplió el primero y todos los mandamientos, pues amó primero al Padre… Nuestra vida ha de estar trazada con Dios… La Virgen es nuestro modelo…. A veces nos distanciamos de Dios porque nos ocupamos mucho de las cosas…. Amemos como Dios nos ama…. Jesús nos da una fuerza inaudita para resistir un gran número de pruebas que comportan muchos sacrificios… Pidamos a Nuestra Señora de Fátima la gracia de amar a Jesús y al prójimo como a nosotros mismos”. A la hora de distribuir la sagrada comunión, además de los sacerdotes, se incorporaron laicos y religiosos autorizados, pues ¡éramos miles! en aquella explanada. Al acabar la celebración, la procesión se volvió a repetir, y lo más bonito fue cómo todos los asistentes despedíamos a la Virgen con un pañuelo blanco dándole el adiós, bajo cantos en portugués.
También se celebraron misas en las dos basílicas del santuario, a las cuales acudieron también muchas personas, como el Sr. Carlos que prefirió estar a resguardo de aquel sol sofocante, asistiendo a la misa de la Basílica de la Santísima Trinidad.
Una sobremesa de cine
Devolvimos las sillas a la recepción del hotel, y como las maletas ya estaban a punto, disfrutamos del último almuerzo bufet. El Sr. Javier, de la agencia de viajes a la cual Montalegre le había encargado la organización del viaje, nos preparó una sorpresa muy agradable para la sobremesa. Reservó el salón de proyecciones y compró la película americana de 1952, El Milagro de Fátima. Se trataba de una película que se había remasterizado, coloreado, con nuevas voces, y siendo antigua les daba más autenticidad a los acontecimientos. Entre tanto, algunos peregrinos del grupo se fueron a la Capelinha de la Virgen a echarle el último beso: Adiós Señora del Cielo, nos llevamos tu mensaje en el corazón, rezaremos el rosario cada día pidiendo por la conversión de los pecadores, por la paz y la unidad de todos los pueblos.
Lisboa, anochecida
Y se dio la hora de la marcha. Todo el equipaje se colocó en el autocar. Salimos de Fátima con muchas ganas de volver para estar con la Virgen, porque, allí, Ella se quedó para siempre. En los primeros minutos del viaje, Mn. Xavier bendijo todos los objetos religiosos que no habían sido bendecidos. También nos impuso la bendición del viaje. En el trayecto hacia el aeropuerto fuimos contemplando nuestro entorno hacia Lisboa amenizado con varios voluntarios que hicieron de guías. Hablaron Javier, Armando, Lionel y Mn. Xavier. La verdad sea dicha: nos reímos mucho. Y como llegamos con tiempo a Lisboa, Lionel nos paseó por el centro de la ciudad. Lisboa es un ejemplo de ciudad de baja contaminación lumínica.
A la hora prevista llegamos al aeropuerto de Lisboa. Facturamos muy pocas maletas. Nos paramos a comprar en la zona libre de impuestos…. Mi marido y yo también compramos Vino de Oporto, dulces portugueses, paté de sardinas, etc. También cenamos. Al poco de llegar a la puerta de embarque, nos hicieron subir al avión con mucha rapidez. Antes de la hora de salida estaba todo el pasaje en su sitio. Y salimos volando, y volando tan rápido que llegamos a Barcelona media hora antes de lo previsto. Los peregrinos nos besamos, nos abrazamos, nos dijimos adiós a lo largo de todo el pasillo hacia la salida del aeropuerto de El Prat. Se había acabado la peregrinación.
Ya en el taxi, hacia casa, la Tour-líder respiró hondo: Todo ha ido muy bien ¡Gracias a Dios!
Isabel Hernández Esteban