Mes de mayo, mes de María. Desde tiempo inmemorial hemos dedicado este mes a la Madre de Dios y Madre nuestra. María está en la cima de la piedad popular y, por eso, queremos y buscamos ser muy devotos de la Virgen María.
En este año santo nos será fácil centrarnos en una de las innumerables advocaciones con las que acudimos a su maternal protección: Madre de Misericordia. No sólo es la Madre de la Misericordia por haber engendrado al Hijo de Dios, sino que además por su especial unión y participación en la misericordia divina podemos decir que es Madre de misericordia, tal como rezamos en la Salve: “Dios te salve, Reina y Madre de misericordia”. María es mediadora de todas las gracias, también de la misericordia de Dios. San Bernardo nos dice: «¿Quién podrá investigar, pues, ¡oh Virgen bendita!, la longitud y latitud, la sublimidad y profundidad de tu misericordia? Porque su longitud alcanza hasta su última hora a los que la invocan. Su latitud llena el orbe para que toda la tierra se llene de su misericordia» ¡Qué fácil es acudir a María para obtener misericordia y ser misericordiosos!
Es lógico que este mes de mayo del año de la misericordia vayamos en peregrinación a alguno de los incontables Santuarios que los hombres de fe hemos construido a lo largo de los siglos en honor de nuestra Madre Santísima. En muchos de ellos podemos ganar, este año, el Jubileo. La Iglesia nos invita y anima a ir al encuentro de la misericordia de Dios a través de María.
Hace 10 años se llevó al Santuario de Torreciudad una réplica de la Imagen que veneramos en esta Iglesia de Santa María de Montalegre. Por eso, el próximo día 21, acompañados del Cardenal Martínez Sistach, iremos en peregrinación a este Santuario para ganar el Jubileo y sacar en procesión nuestra imagen de la Virgen. Cruzaremos con Ella la Puerta Santa, le entregaremos nuestras ofrendas, celebraremos la Eucaristía y compartiremos la mesa, para acabar con el rezo del santo Rosario que tanto gusta a María.
Torreciudad es un lugar espléndido, en donde, de la mano de la Virgen, se realizan esos milagros que pasan desapercibidos a los ojos de los hombres, son milagros del alma penitente que acude a la Misericordia de Dios a través del sacramento de la penitencia. ¡Os esperamos a todos!
Mn. Xavier Argelich