El segundo domingo de Pascua del año 2000, el Papa San Juan Pablo II canonizó a Sor Faustina Kowalska, la religiosa que había recibido de Jesús, tal como se cuenta en su diario, el encargo de promover la devoción a la Divina Misericordia:
“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi Misericordia. Derramo un mar de gracias sobre las almas que se acerquen al manantial de mi Misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas” (Diario 699)
Aquel día el Papa anunció que a partir de ese año el Domingo segundo de Pascua recibiría el nombre de Domingo de la Divina Misericordia, un día en el que los cristianos estamos llamados a acudir con gran confianza a la benevolencia divina para sobrellevar las dificultades y pruebas que tenemos que afrontar en la vida por causa de nuestra fe.
Con Decreto del día 5 de Mayo del año 2000 la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede determinó que el Segundo Domingo de Pascua, el domingo siguiente al Domingo de Resurrección, se llamaría “Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia”
Como todas las devociones genuinas esta también se va extendiendo poco a poco, sin llamar mucho la atención, pero cada vez se pueden ver en mas lugares las imágenes del Señor de cuyo corazón surgen los rayos que figuran la Misericordia que reparte abundantemente.
Mn Francesc Perarnau