Al mirar el calendario del año litúrgico de la iglesia nos encontramos muchas celebraciones de fiestas de santos. Prácticamente todos los días del año se recuerda algún santo del extensísimo santoral de la iglesia. Suele ser más de uno cada día ; con frecuencia es un buen grupo de nombres que nos encontramos, porque el año tiene pocos días y santos conocidos hay muchos. Y la lista no deja de recoger sólo una pequeña muestra del conjunto inmenso de santos que sabemos que están ya en el Cielo.
Nos habla de la esto una realidad : hay muchas personas que han vivido en la tierra y que han llegado a la Gloriadel Cielo. Quizás algunos han vivido una vida santa con lucha, otros en cambio, han tenido una conversión en el último momento, sea como sea, el caso es que ya han
llegado.
Es probable que a veces nos venga la tentación de pensar que estas personas eran de una pasta diferente a la nuestra, que no tenían, como tenemos nosotros tal o cual defecto, o que no sentían el desorden de la concupiscencia…
Pero no es verdad.
En realidad eran como nosotros, con la misma naturaleza y con las mismas inclinaciones y tendencias.
Y son santos!
A nosotros nos recuerda en el Concilio Vaticano II que también estamos llamados a la santidad, a la misma que ellos llegaron. Es normal que nos parezca imposible, pero la
consideración de la vida de tantos santos nos debe hacer comprender que a pesar
de nuestras miserias, esto es posible.
No podemos olvidar queun día Jesús hablando con sus discípulos les hizo ver la dificultad de llegar a la santidad para aquellos que tenían riquezas. Los discípulos, que entendieron
claramente que las palabras del Señor se referían a todos los hombres, se
quedaron un tamaño sorprendidos y le preguntaron : «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Y Jesús les dijo : «Para los hombres, esto es imposible, pero para Dios todo es posible». (cfr.Mt19, 25 )
Tengamos confianza y esperanza : tenemos defectos y miserias, hay obstáculos y dificultades en el camino, pero la gracia de Dios puede mas, mucho mas. Para nosotros es imposible, pero para Dios todo es posible.
Mn Francesc Perarnau