En la cíclica repetición de los tiempos litúrgicos volvemos al comienzo.
Precisamente el domingo día 1 de diciembre empezaremos un nuevo tiempo de Adviento que nos conducirá hastala Navidad. Comosiempre el tiempo de Adviento es un tiempo de preparación, que nos tiene que ayudar a disponernos adecuadamente para la llegada del Mesías. Este es el sentido que tiene y esa es la orientación que tienen los textos litúrgicos y las celebraciones de estos días.
Todo está pensado y dispuesto para ayudarnos.
No cabe duda que en ocasiones habrá que vencer el problema de una cierta rutina que se puede haber instalado en nuestro interior.
Puede ser que sean muchos ya los Advientos que hemos vivido, y podría sucedernos que nos hayamos acostumbrado, que lo vivamos como un cierto aire de novedad de algo que vuelve, pero que no nos interpele ni penetre en nuestro interior para hacernos reaccionar. Quizá recodamos aquellos tiempos de nuestra infancia, en los que nos ilusionaba la llegada dela Navidad, que era precedida por una larga preparación, con los adornos, la instalación del pesebre, los regalos y una convivencia familiar más intensa que movía a una ilusión humana que quizá ya no sentimos.
Pero lo más importante del Adviento está en el nivel espiritual; recordamos la venida del Mesías que, vino hace ventiun siglos, pero que vuelve a nosotros de nuevo cada año . San Josemaría hacía esta reflexión en Forja: Jesús nació en una gruta de Belén, dice la Escritura, “porque no hubo lugar para ellos en el mesón”. No me aparto de la verdad teológica, si te digo que Jesús está buscando todavía posada en tu corazón. (Forja 274)
Es una idea bonita; el Señor viene de nuevo, busca lugar en nuestro corazón. ¿Como puedo hacerle en mi interior un lugar bonito y confortable d onde se encuentre a gusto?. Un examen de nuestro interior nos mostrará que debemos cambiar: manifestaciones de egoísmo, de soberbia, de orgullo es necesario quitarlas de nuestro interior. Y ¿Qué propósitos nos conviene hacer para que reviva con fuerza en mi vida el Amor, a Dios y a los otros, que debe manifestarse en obras concretas?
Mn. Francesc Perarnau