El 26 de junio, coincidiendo con su traspaso al cielo, la Iglesia quiso que en el mismo día se celebrara la fiesta de San Josemaría, un santo universal. Se han celebrado en todo el mundo muchas misas pidiendo su intercesión. Cabe destacar que en Cataluña se han celebrado más de cincuenta, una de ellas en la Iglesia de Santa María de Montalegre. La presidió el rector, Mn. Francisco Perarnau, concelebrada con Mn. Ferran Blasi y Mn. Joan Rodríguez, hasta hace poco rector de la Parroquia de Belén de Barcelona a la que pertenece Montalegre; Mn. Mallol fue el maestro de ceremonia.
El rector, en su homilía* destacó de San Josemaría, su amor por la Iglesia y por el Papa, fuera quien fuera. D. Alvaro del Portillo había dicho de él que la Iglesia era uno de sus grandes amores, y a la que le dedicó todas sus energías desde muy joven. Mn. Perarnau citó uno de los libros espirituales más conocidos del santo, refiriéndose a Camino, en concreto su punto 518, el cual dice: “Qué alegría poder decir con todas las fuerzas de mi alma: amo a mi Madre la Iglesia santa!”. San Josemaría siempre rectificaba la intención en favor de la Iglesia. Añadió que cuando vivió aquellos momentos tan difíciles de su vida sobre si debía llevar adelante la Obra, en su oración rogaba y decía “Si la Obra no es para servir a la Iglesia, destruyela”. A lo largo de todos sus viajes por España, Europa y América ponía de manifiesto su amor al santo padre y pedía que se rezara por él y que se ofrecieran sacrificios. Es por ello que encontramos en la oración de la estampa la petición de saber servir con alegría y sencillez a la Iglesia y al Santo Padre.
Hay que hacer mención especial a la participación de la Coral Canigó que como siempre no fallaron a la convocatoria de Montalegre. En la celebración interpretó los cantos de la misa, y una vez terminada la celebración, lo más esperado: los Gozos de San Josemaría, mientras los fieles, más de quinientas personas, se acercaban a venerar la reliquia del santo. Aquel conjunto de voces masculinas y femeninas, con su finura y conjunción nos ayudó a elevar el alma y mantenerla con alegría.
Texto integro homilia fiesta sant Josepmaria
Isabel Hernández Esteban