Al santuario de la Virgen de Fátima, en Portugal, lo llaman “El oasis de oración” y es cierto porque es un lugar de oración para todos los peregrinos que allí se reúnen. Por eso los tres días de peregrinación que hicimos en aquellas tierras portuguesas cumplieron su objetivo: ¡rezamos muy bien! Estábamos tan cerca de la Virgen que, con un poco de voluntad personal, la oración fluía, no solamente aquella oración hecha en comunidad, junto a miles de personas rezando rosarios y misas, sino también aquella oración personal en la que uno tiene un diálogo muy personal con Dios. Seguimos el programa que había previsto la organización, pero con plena libertad de participar o no activamente con el grupo, lo que hizo posible que la apertura del corazón dirigido a la Virgen fuera al ritmo de cada uno y se hiciera libremente. Cabe decir que esto no impidió un ambiente fraterno y con buen humor por parte de todos.
Iniciamos muy temprano la salida de Barcelona en avión hacia Lisboa. Ganamos una hora al reloj dado el cambio horario en Portugal. Allí nos esperaban Mireya y Cecilia que habían comenzado su peregrinaje el día anterior. Nos acompañó Tiago, un guía que nos explicó con mucho interés todo lo que veíamos a nuestro alrededor. Antes de llegar a Fátima hicimos una parada en la histórica localidad de Bathala (Batalla), con una iglesia y un monasterio dignos de ser visitados. Ya en Fátima, el guía se despidió del grupo. Como en nuestro país vecino se almuerza temprano, a la una de la tarde ya estábamos sentados en la mesa del comedor de la Residencia del Amor de Dios, muy cerca de la Basílica del santuario. Después de un breve descanso, con el mini bus, conducido por el amable autocarista Samuel, nos dirigimos a la Vía sacra. Es un paseo muy bonito, se encuentran todas las estaciones de un vía crucis magnífico, sin embargo, como estábamos en el mes de la Virgen, rezamos, caminando, el rosario. En aquel lugar se había aparecido el Ángel de la Paz a los pastorcitos Jacinta, Lucía y Francisco. De allí seguimos el camino hacia Ajustrel para visitar la casa de los pastorcitos y el pozo del Ángel donde también se les apareció anunciándoles que pronto verían a la Virgen. Ya en la residencia, el sacerdote que nos acompañó, el rector de la Iglesia de Santa María de Montalegre, celebró la misa en el oratorio. En su homilía nos habló de la humildad y la sencillez de aquellos tres niños que vivieron las apariciones del Ángel y de la Virgen y cómo vivieron en profundidad las peticiones de oraciones y sacrificios que la Virgen les había pedido. Después de cenar, todos teníamos, a pesar del cansancio de la jornada, mucha ilusión de ir al santuario para participar en el rosario de las velas de aquella noche del viernes 24 de mayo de 2013, en la Capellina de la Virgen.
Al día siguiente también tuvimos una jornada muy activa, pero sin movernos del santuario. A media mañana, Mn. Francisco Perarnau, dijo misa en la capilla de la Resurrección, una de las capillas subterráneas del santuario; tanto ese día como en el anterior, Maria Teresa leyó las lecturas y Joan ayudó a misa. El sacerdote en su homilía destacó que la presencia de la Virgen es patente desde el pie de la Cruz y en tantas ocasiones como se han producido circunstancias difíciles para la Iglesia. Así fue cuando se apareció a Santiago en El Pilar, a san Juan Diego en Guadalupe, a santa Bernadette en Lourdes, y luego en Fátima. Siempre se aparecía para resolver problemas que hemos visto cómo se han ido resolviendo, dijo.
A continuación, visitamos la exposición del Corazón y la iglesia de la Santísima Trinidad donde pueden sentarse cerca de 9000 fieles y pueden concelebrar la misa unos 100 sacerdotes; nos hicimos fotos ante la Cruz, la imagen del Beato Juan Pablo II y la Basílica. Seguimos la visita hasta el espacio dedicado a un bloque del Muro de Berlín, y algunos peregrinos ya iniciaron las compras de rosarios y libros sobre los mensajes de Fátima para obsequiar a familiares y amigos. Después de un animado almuerzo con cantos y bailes populares de otros peregrinos que estaban en la residencia, y pasado un breve descanso, fuimos al Museo y Exposición del santuario. El cortometraje y la visita nos situaron de lleno en toda la generosidad del pueblo portugués hacia la Virgen. La corona de la Virgen, en la que se había encastado la bala que atravesó al beato Juan Pablo II en el atentado del que fue objeto, nos permitió revivir el milagro de la Virgen de haber salvado al santo padre. Teníamos que ver la Basílica y rezar, claro! Así que todos los peregrinos nos reencontramos a la hora de cenar. Sin duda debíamos coger fuerzas para ir al rosario de aquella noche del sábado 25 de mayo. Nos esperarían unas emociones profundas porque no es habitual participar en una oración en la que se reúnen miles de personas, muchísimas más que la noche anterior. En aquella noche, uno de los peregrino, Ignacio, fue uno de los porteadores voluntarios de la imagen de la Virgen de Fátima.
En el domingo se celebró la solemnidad de la Santísima Trinidad. El grupo de la Iglesia de Santa María Montalegre estaba inscrito en el rosario de las 10 de la mañana en la Capellina de la Virgen, y allí, en primera fila, casi tocando la imagen de la Virgen, estaba Mn. Francesc acompañado por Jose Mari y Joan. Una vez terminado el rosario, se inició la procesión de la imagen de la Virgen, los sacerdotes y los estandartes de algunas peregrinaciones, hasta llegar al altar que está delante de la Basílica, presidiendo toda la explanada, muy llena con ¡miles y miles de fieles más! La misa fue cantada en gregoriano y la presidió el obispo de la región de Leiria, a la que pertenece la población de Fátima, Dr. Antonio Mato, el cual se refirió a la Santísima Trinidad como el misterio de amor y de comunión con Dios, un misterio que invita a la familia a vivir las alegrías y los sufrimientos de la vida cotidiana, por eso ahora, más que nunca ¡No Tengáis Miedo! … Para ser fuertes y firmes en la fe fijaros en el corazón inmaculado de la Virgen de Fátima. Acabada la misa internacional, la procesión retomó su camino hasta la Capellina, y, entonando cánticos a la Virgen, los allí congregados la despedimos, como es tradicional, con un pañuelo blanco.
A continuación regresamos a la residencia con el tiempo justo para almorzar, recoger las maletas y despedirnos de las hermanas de la congregación del Amor de Dios que nos habían atendido muy bien, como en otras ocasiones que habíamos estado. Nuestros corazones estaban exultantes de tantas emociones. De camino al aeropuerto nos desviamos hacia la costa, cerca de Peniche. Hicimos parada en Obidos, un pueblo amurallado y situado en lo alto de una cima, con calles de piedra y paisajes pintorescos. Pero teníamos que dejar esos paseos, era hora de volver a casa, como así fue cuando ya tocaba la medianoche del día 26 de mayo. Y como suele pasar al final de cada peregrinación, y tal como ocurrió en la primera peregrinación que hicimos a Fátima, decidimos volver a Tierra Santa, cosa que haremos el próximo año 2014.
Isabel Hernández Esteban
zoila
Stma Virgen: Tú que nos diste al Salvador y en tu corazón llevaste el dolor del sufrimiento terrible que tu hijo sufriría por salvarnos del pecado. Intercede ante el Redentor para que en esta Navidad haga el milagro de recuperar la salud mental , el habla y que lo libere cor su Sangre Preciosa de toda atadura que le impide a mi nieto Jorge Lino ser un niño normal de 3 años. El fue pedido desde antes de nacer para ser discípulo de Cristo.
Madrecita. Tu amado Hijo te escucha . Por favor ayuda a mi hija Katia, hoy su Fe está resquebrajada . Está embarazada y llora mucho por Jorge Lino.
También pido por la conversión de mi hija Katia y mi yerno Lino para que sean fieles siervos de Cristo.
Madre regálales a Katia y a Lino una Navidad de Amor te lo pido por la Sangre de Cristo.
Bendita seas. Gracias.