Unos minutos antes de la celebración de la santa misa solemne, los fieles salimos al Pati Mannig de la Iglesia de Santa Maria de Montalegre. Para aclamar al Señor llevábamos ramos de laurel, pequeñas palmas, y palmones: conmemorábamos la entrada del Señor en Jerusalén.
El rector, Mn. Perarnau, junto a los sacerdotes habituales de la iglesia Mn. Mallol y Mn. Marcé, el sacristán, el monaguillo y la directora de los cantos, leyó la oración que precedía a la procesión:
Dios Todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo, aclamándolo con cantos, concédenos entrar en la Jerusalén del cielo, por medio de él. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
A continuación leyó el pasaje del evangelio de san Lucas (19, 28-40). Acabadas las lecturas, Mn. Perarnau bendijo con abundante agua bendita, y con insistencia, no solo a los ramos sino también a todos los fieles allí congregados, iniciándose la procesión a todo alrededor del Pati Mannig y catando con alegría Laudate Jerusalén. En la misa, se leyó toda la pasión, crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, también de san Lucas (22,14-23,56). Esta celebración marcaba el inicio de la semana santa.
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