En el tercer domingo de Adviento, día 16 de diciembre, celebrábamos el domingo de la Alegría, siguiendo el calendario litúrgico, lo que rompía con el rigor del Adviento y permitía a los sacerdotes celebrantes revestirse de color rosa. Al mismo tiempo, en la iglesia se celebró la fiesta de la Inmaculada Virgen de la Puerta, del Perú. La Hermandad que acoge Montalegre desde hace años para las celebraciones litúrgicas, había preparado una serie de actividades para el fin de semana que culminarían con la santa misa solemne y posterior procesión de la imagen por las calles cercanas a la iglesia. En la celebración participó un gran número de fieles del Perú, y por los fieles habituales de la misa de doce. Toda la nave central estaba llena a rebosar. Pudimos ver cómo familias enteras, con detalles de cariño y fe, se acercaban a la imagen, que en esta ocasión no estaba en la vitrina donde permanece normalmente sino encima de una tarima situada en el presbiterio. En el exterior del templo, habían adornado la entrada con globos con los colores de la Virgen de la Inmaculada, y hacia el final de la celebración y el inicio de la procesión, los cohetes no pararon de silbar. La advocación de la Inmaculada Virgen de la Puerta la podemos contemplar siempre en la vitrina situada junto a la entrada de la capilla de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
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