Desde hace cinco años, en la Iglesia de Santa María de Montalegre, a lo largo de la segunda semana de adviento se celebra una misa en sufragio por el alma del Siervo de Dios, presbítero, Jose María Hernández Garnica, del que el pasado día 7 de diciembre se cumplían cuarenta años de su traspaso al cielo. Este año la misa se celebró el lunes día 10. Fue la primera misa en sufragio al cabo de un año de que reposaran sus restos en el sepulcro que hay en la capilla del Santísimo.
La corona de abeto y velas y el revestimiento morado del celebrante nos recordaban visualmente que estamos en tiempos de preparación de la venida del Señor, también el salmo que se leyó “Nuestro Dios vendrá a salvarnos”, nos anunciaba que ya queda poco para la Navidad. No fue una misa de difuntos, ni tampoco se retiraron las flores que estaban al pie de la Virgen de Montalegre y que le ofrecieron el día de la Inmaculada, fue la misa del día, normal.
El rector en su homilía nos recordó aquel sueño de tener a José María Hernández Garnica en la iglesia, pero como Dios dispone a su ritmo todo el proyecto se adelantó, cumpliéndose lo decía san Josemaría: soñáis que os quedaréis cortos. La vida de José María fue corta pero de fidelidad absoluta a la llamada de Dios y a la Obra. Vivió una vida oculta, nada extraordinaria, pero al mismo tiempo extensa… Y toda aquella semilla ha dado muchos frutos. En consecuencia estamos en deuda con él, y con todos los que nos han precedido, y la mejor manera de pagar esta deuda es la de promover la devoción privada, hablando de él, animando a las personas que nos rodean a que le encomienden cosas. No se trata de promover culto, sino de rezarle e invitar a otros a que le pidan ayuda para arrancar de Dios este milagro que se necesita. Mn. Francesc Perarnau añadió que cuando el prelado del Opus Dei, Javier Echevarria, visitó Montalegre, brevemente, el pasado 2 de julio, dio unos golpecitos en la lápida, recordando lo que hacía san Josemaría en la lápida de su hermana Carmen, diciendo al mismo tiempo: “tienes que actuar”.
Una vez terminada la misa nos dirigimos a la capilla del Santísimo donde el celebrante dijo un responso y esparció agua bendita al sepulcro, momento en el que muchos de nosotros, por dentro, le decíamos también estate activo. A lo largo de toda la celebración Josep Masabeu, el organista de la casa, dirigió la música y los cantos.
Isabel Hernández Esteban
Ver información en el blog: hernandezgarnica.wordpress.com