Es la semana a la que llegamos después de la larga peregrinación de la Cuaresma, durante la cual nos hemos ido disponiendo espiritualmente para celebrar con fruto estos días, el momento culminante de la Redención, con la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
En esta semana la liturgia de la Iglesia quiere seguir el curso natural de los días, tal como pasaron las cosas hace dos mil años. Todo empezará el domingo de Ramos.
Domingo de Ramos
El domingo antes de la Pasión, Jesús hizo una entrada impresionante en Jerusalén, porque lo hizo sobre un asno, como los reyes antiguos en Israel, y la gente del pueblo, que aquellos días llenaba Jerusalén porque había ido a celebrar la fiesta de la Pascua judía, lo aclamaron triunfalmente. Y lo saludaban agitando palmas y ramas de árboles, y cantando hosannas a su paso.
De esto nos queda un recuerdo en la Misa principal de hoy, con la bendición de los Ramos.
Aunque haya este aire de alegría y de triunfo, en el Evangelio de la Misa leeremos la Pasión entera, o al menos la parte principal, y queda muy claro que entramos en los momentos más trascendentes de la vida de Jesús. Estamos a punto de celebrar la Pasión. Saldremos de la Misa del domingo con el corazón encogido, esperando los días mas santos del año. E iniciaremos, así, la Semana Santa.
Jueves Santo: La Eucaristía
En el jueves Santo el ritmo de la vida de la Iglesia es todavía más lento que los otros días, porque quiere recordar, paso a paso, lo que sucedió aquel día en la vida de Jesús.
Por la mañana los obispos celebran con los sacerdotes de sus diócesis la Misa Crismal, que es la Misa donde se consagrarán los óleos sagrados que a lo largo del año se usarán para algunas ceremonias, como la unción de los enfermos, los bautizos o las confirmaciones.
Pero el pueblo está invitado a la Misa que se celebra a media tarde y que tiene como hecho más importante el momento en que Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía, y que mandó a sus discípulos que la celebraran en recuerdo de su memoria.
El Santísimo Sacramento queda después de la Misa reservado en lugares especiales, que denominamos Monumentos, muy engalanados para facilitar que los fieles puedan adorar al Dios que se nos da de este modo tan sorprendente, bajo estas apariencias de pan.
En muchos lugares existe la tradición de visitar Monumentos en diferentes iglesias, y hacer así varías estaciones al Santísimo Sacramento.
Viernes Santo: la Pasión
El Viernes Santo es el día de la Pasión de Jesús.
Es el día más triste del año cristiano. Y todo nos invita a estar más bien serios y recogidos, procurando sentir con la Iglesia aquellos momentos durísimos del juicio, condena, pasión y muerte de Jesús.
Tradicionalmente era un día en que los cristianos procuraban evitar manifestaciones externas de ruido y alegría por respeto a la memoria de lo que Jesús estaba sufriendo aquel día. Las personas mayores recordarán que esto se traducía incluso en el tipo de música que se escuchaba.
Lógicamente, lo más importante es la disposición interior. Estas manifestaciones exteriores nada significarían si no fueran un reflejo de nuestro interior.
Para los que han cumplido ya 18 años, y todavía no tienen 59 es un día de ayuno, tal como recordamos al hablar de la Cuaresma.
Sábado Santo: La Iglesia vela en silencio
El Sábado Santo es un día sin liturgia. La Iglesia recordará en este día que Jesús está muerto, encerrado dentro de un sepulcro frío, vigilado por los soldados romanos… Es un día de espera.
Vigilia Pascual
Acaba la Semana Santa con la celebración de la Resurrección de Jesús, al tercer día después de la muerte en la Cruz. Es el momento culminante del año cristiano: Jesús triunfa con su resurrección sobre la muerte, la gran enemiga de la humanidad. La Resurrección es la gran señal que Él mismo había prometido para certificar que su enseñanza era verdad.
Jesús resucitó la noche del sábado al domingo, por eso los cristianos nos encontramos en primera hora de la noche para celebrar la resurrección en la Vigilia Pascual. El rito de la celebración es seguramente uno de los más ricos y más bonitos de toda la liturgia católica y es aconsejable seguirlo con atención para poder disfrutar de toda su riqueza.
En la celebración de la Vigilia Pascual es conveniente no dejarnos llevar por las prisas.
Hemos de dejar las preocupaciones fuera de la iglesia, para emocionarnos siguiendo la historia de la salvación y sentir la alegría profunda de la resurrección de Jesús.
RECORDAMOS…
Sólo los domingos son días de precepto durante esta semana. No lo son ni el Jueves ni el Viernes Santos. El hecho de que no sean días de precepto no excluye que no sea muy interesante participar en la liturgia: nos hará mucho bien.
Mn Francesc Perarnau