Estamos en la cuenta atrás de la fecha en la que, por fin, D. José María Hernández Garnica estará en un lugar de predilección en Montalegre para que nuestras oraciones hacia él sean de ida y vuelta e interceda con más motivo por todos nosotros. En medio de este ambiente de emoción interior, y de muchísimo trabajo de técnicos, especialistas, operarios, personas anónimas, materiales arriba y abajo, así como mucha coordinación y gestión de recursos, este equipo informativo ha tenido la oportunidad de contemplar sin ruido y con pausa esa recta final de la remodelación, o mejor dicho, de la transformación de la Capilla del Santísimo. El color de las paredes ya se ve definitivo, y gracias a Dios, ha sido el color crema o vainilla, pues sinceramente aquel rosa salmón de la Capilla de los confesionarios, que tiene a mi pesar muy pocos detractores, me hacía temer que de nuevo cubriera más paredes. Las personas que colaboran en el diseño y dirección de la obra han decidido conservar el dibujo geométrico del techo, pero mejorando los contrastes de la pintura pasando al verde gris, todo un acierto de elegancia. La labor del ebanista ya esta prácticamente finalizada; respecto del sepulcro o cista solo falta que el marmolista llegue con las losas de color rosa y las instale. Y la iluminación será de ocho tramos de leds en cada viga, toda una sorpresa de luz a punto de estrenarse.
Pero yo pregunté ¿Por qué no se ha dedicado la cripta de la capilla, de la que ya hice referencia en la anterior noticia, para el Siervo de Dios, D. José María Hernández Garnica?. ¿Por qué no se ha planteado su uso para otros futuros Siervos de Dios, en lugar de cerrarla nuevamente? A la periodista no le dieron respuesta. Pero insistiré.
Así que para el próximo día 11 del 11 del 2011 todo estará a punto, para que el Cardenal Arzobispo de Barcelona Lluis Martinez Sistach celebre con toda solemnidad la inhumación de los restos mortales del Siervo de Dios. Para el acontecimiento ya se están distribuyendo unos tarjetones para recordar el lugar, el día y la hora del evento; sin embargo no será impedimento acudir al acto sin la referida invitación. Será una fecha irrepetible hasta dentro de mil años, así que vale la pena no olvidarla.
Isabel Hernández Esteban