Sobre Glenn Caliba, catalán de familia filipina del Raval y flamante ingeniero informático, se ha publicado un artçiculo en La Contra, firmado por Victor-M Amela, Ima Sanchís y Lluís Amiguet , en La Vanguardia, jueves 28 de julio de 2011.
Paso la mañana aprendiendo en Braval, centro del Opus Dei en el Raval barcelonés, donde chavales del barrio se ayudan a estudiar, hacen deporte y se divierten en equipo. La obra será de Dios, pero el hombre que pone allí el talento y la paciencia –inagotable– es Josep Masabeu, pedagogo autor de La república del Raval, donde el 47 por ciento son inmigrantes. Braval es una república difícil de gobernar a la que llegan chicos –de 7 a 21 años– de 30 países con 10 lenguas y nueve religiones diferentes. Un tesoro de talento y capital humano por descubrir. Josep me presenta allí a Glenn y me preocupa oírle decir que este, su país, no cree en el trabajo y que se va a Alemania. Ojalá sea sólo una anécdota.Mis padres son de la isla filipina de Luzón. Allí mi madre era comadrona y mi padre profesor de una escuela de Ingeniería.
¿Y aquí qué hacen?
Llegaron en los años ochenta y desde entonces se han dedicado a limpiar casas.¿Usted les ayuda?
Sí. Pero no es lo mío. Por eso se han esforzado en que yo estudiara.
¿Qué estudió usted?
Me he licenciado en Ingeniería Informática en la Universitat Politècnica de Catalunya. Y también he acabado la carrera de piano en el Conservatori Municipal de Música. ¡Estupendo!
Además ahora estudio órgano y violín.¿Sacaba usted buenas notas?
En la ESO era demasiado fácil. Apenas con repasar el día antes del examen ya sacaba al menos ochos. Por eso, al llegar al Instituto Balmes para el bachillerato me encontré con que me faltaba nivel en matemáticas.
Hay facilildades que lastran.
Me costaban hasta que un amigo me habló de un centro del barrio donde te ayudaban a estudiar y vine aquí a Braval.
¿Y le echaron una mano?
Sí. Además jugábamos a baloncesto: teníamos un equipo. Y ahora soy yo el que ayuda a estudiar y entreno a mi propio grupo.¿Novias?
De momento, mis padres me aconsejan que me concentre en prepararme y les hago caso. Pero he salido y viajado mucho y he conocido a mucha gente interesante.
¿Dónde?
He tenido una beca Erasmus en Alemania durante seis meses y ya hablo alemán.
¿Y cómo se ve en el futuro?
Espero casarme, ganar un buen sueldo, digamos que a partir de los 3.000 euros, y dirigir equipos humanos en una empresa.
¿Hijos?
Quiero tener tres por lo menos.
¿Por qué le gusta dirigir equipos?
Lo hago aquí en Braval y creo que sirvo para motivar a los chavales. No veo por qué no voy a poder motivar profesionales.¿Por qué cree ser bueno mandando?
Soy coherente, consecuente y responsable. Creo que se puede confiar en mí.
¿Y seguirá viviendo en el Raval?
No creo. Quiero irme a trabajar a Alemania.¿ Por qué?
Se toman el trabajo y la formación profesional más en serio. Veo a las empresas allí más preocupadas por enseñar a sus empleados. Aquí no valoran tanto la formación.
Vaya.
Quiero vivir en un país donde trabajar no sea sólo un medio para sacar un dinero, sino algo que realmente te gusta hacer. En Alemania también hay regiones más pobres y menos emprendedoras.
Yo quiero ir al sur: Munich o Stutgart.
¿No debe devolvernos al menos parte de lo que hemos invertido en usted?
He venido aquí a Braval los últimos cuatro años ya como voluntario para dar a otros chavales lo que me dieron a mí.
¿Recuerda a alguno en especial?
A Onalki, un chico dominicano que cuando llegó era incapaz de resolver aquello de “si tiene 30 manzanas y tiene que dividirlas por igual entre cinco personas…” No había manera. Onalki no sabía pasar de los enunciados a la división. Se hacía un lío.
¿Cómo le ayudó?
Jugábamos a baloncesto y teníamos una reunión para analizar los fallos del equipo. El chaval fue cogiendo confianza. Además, los miércoles teníamos también reunión de estudio y yo le ayudaba. Y aprobó mates.
¿Ha trabajado ya como ingeniero en alguna empresa?
Ahora estoy haciendo prácticas en una: diseño páginas web. Y me encanta.
¿Se ha sentido discriminado por su origen para algún empleo?
¿Por qué? Yo soy catalán. ¿Sonreían a alguien más que a usted y no porque él fuera más simpático?
Sólo una vez oí un comentario racista en el conservatorio. No era nadie de la casa. Alguien que pasaba por allí dijo al verme: “Aquí dejan entrar a todo el mundo”.
¿Le han robado alguna vez en el Raval?
No, pero en Pedralbes sí. Un día que venía de la Politècnica me intentaron atracar antes de entrar al metro y escapé corriendo. ¿Admitimos demasiados inmigrantes?
Entran los que se necesitan cuando se necesitan, porque cuando no hay trabajo se van, como están haciendo ahora.
¿Les damos demasiados subsidios?
Hay que subsidiar a quienes lo necesitan, pero no a cambio de nada: tienen que formarse. Sin educación no debe subsidiarse.
¿Qué le gusta y disgusta de Catalunya?
Me duele que no se tomen la educación y el trabajo más en serio. Parece que todo el mundo haga sólo lo justo.
Qué le gusta?
Los catalanes somos más abiertos que los alemanes. Aquí enseguida haces amigos.
Y de su barrio, el Raval?
Muchos inmigrantes no pueden ayudar a sus hijos en el colegio, porque no saben castellano ni catalán.
¿El bilingüismo ayuda o estorba?
A mí saber castellano y catalán, además de tagalo, me ha ayudado mucho a aprender otras lenguas. Si ya estás acostumbrado a hablar dos idiomas en el colegio y en casa, después aprendes otros como el inglés y alemán más rápido y mejor.