El Departamento de Salud de a Generalitat de Cataluña y el Instituto Catalán de la salud han hecho pública la página web “Sexo jovenes” en el dominio “gencat”, dirigida especialmente a los adolescentes y jóvenes sobre temas relacionados con la sexualidad. Por causa de los criterios que se mencionan, y por la confusión que puede crear sobre los valores morales en los adolescentes y los jóvenes, la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar del Arzobispado de Barcelona, quiere ofrecer su reflexión a las personas que buscan, sobre esta materia, un criterio cristiano, y como expresión de una parte de la sociedad catalana que se preocupa por la educación de sus adolescentes y jóvenes y no se ve reflejada en en los juicios y los criterios promovidos desde una entidad pública como el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña.
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El Documento no formula juicios éticos en principio; se presenta como una página informativa y neutra. Pero en estos temas, la simple información ya es una opción ética clara. La opción es ésta: en temas de sexualidad y embarazo, el interesado o interesada tiene abiertas, delante suyo, todas las posibilidades; cualquier decisión que tome es buena. Se trata sólo de informar.
Este es un criterio perverso. No se acepta este criterio en otros ámbitos de los comportamientos humanos: en los negocios, en la circulación, en la educación de los hijos, en la práctica médica o judicial, en la resolución de los conflictos entre personas, entre grupos o entre pueblos. En todos los ámbitos de la vida humana, sabemos que hay comportamientos positivos y comportamientos negativos, que quiere decir que son éticamente buenos o éticamente malos. Si alguien se presenta diciendo que todo está permitido, será acusado de ser un ser socialmente peligroso. En cambio, este es el criterio de este Documento en cuanto a la experiencia sexual, las relaciones de pareja, la regulación de la natalidad o el aborto.
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El Documento aplica, prácticamente sin ninguna limitación, el criterio de la permisividad total en el ámbito de la sexualidad y de la pareja, erigiéndose en derecho que cualquiera puede exigir a los educadores o a la sociedad. Para evitar una visión negativa de la sexualidad acaba permitiendo e incluso promoviendo todo tipo de experiencias, como si la permisividad total fuera garantía de validez ética, de salud psíquica y de realización personal.
El ámbito de las relaciones humanas y de la sexualidad, como todos los otros, se ha de vivir según el criterio fundamental de la auténtica vida humana. Ésta está marcada por el amor personal y el respeto a toda vida humana, ya desde el primer momento. Los tabúes y las represiones no se superan a base de aceptar cualquier tipo de experiencias, porque és
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tas terminan dañando al otro o a uno mismo. Sólo la búsqueda sincera de ser fiel a los valores morales puede ayudar a hacer crecer a la persona y ofrecerle una verdadera realización personal. La verdadera vida ética consiste en someter y orientar las propias tendencias biológicas, también las sexuales, al amor auténtico, maduro y sincero, a la persona del otro, al servicio respetuoso de la nueva vida que puede aparecer en la relación sexual.
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El cuerpo no es un juguete, no tiene como finalidad ser una caja de resonancia para conseguir el máximo placer. Los demás no son objetos para conseguir relaciones efímeras y sin valor en función de intereses primarios personales, como presenta la página “sexo jóvenes”. Desde nuestra posición cristiana podemos aportar una nueva visión: las relaciones sexuales tienen mayor valor cuando se reconoce que han de ser fruto de una donación personal, donación de amor total, y que significan un compromiso fiel, responsable y definitivo, como pertenece la dignidad del ser humano. Afirmamos también que la vida es sagrada e inviolable y que merece todo el respeto y protección desde el primer momento hasta el último.
El Documento del Departamento de Salud de la Generalitat realiza una labor social y educativamente muy negativa. Con la excusa de la información liberadora y neutra, de hecho promueve una concepción de las relaciones humanas y de la sexualidad que destruye la obra educativa de las familias y de las escuelas, porque la educación de los hijos es un derecho inalienable de los padres. Lo lamentamos porque la Generalitat es nuestro gobierno, y creemos que se debería poner al servicio de los esfuerzos y los ineludibles derechos y deberes educativos de los padres, de las escuelas y de toda la sociedad, que intentan que nuestros adolescentes y jóvenes vivan en el respeto, el amor personal y su realización auténtica, respetando todos aquellos valores que dan sentido a la vida de las personas y de las familias.
Barcelona, 17 de junio de 2010