MONTALEGRE AMPLIA EL SEU HORARI

Atès que les circumstàncies de confinament es  flexibilitzen, i seguint les indicacions de l’Arquebisbat de Barcelona, l’Església de Santa Maria de Montalegre amplia el seu horari d’obertura:

– De dilluns a divendres de 10 a 12.30 h I de 17 a 19 h  (els dies laborables)

– Dissabte i diumenge de 10.30 a 12.30 h

En aquestes franges horàries sempre hi ha mosséns que  poden impartir el sagrament de la reconciliació o confessió sacramental; es podrà fer la visita al Santíssim Sagrament; i rebre l’atenció espiritual que se sol·liciti, guardant sempre les mesures de seguretat i sanitàries que demana el Govern i les autoritats sanitàries.

Seguirà l’Atenció espiritual via telefònica al 933014347 i es podran sol·licitar Sufragis per les víctimes de la pandèmia a: montalegre@montalegre.org

AVÍS IMPORTANT DE MONTALEGRE

Seguint les indicacions de l’Arquebisbat de Barcelona, l’Església de Santa Maria de Montalegre obre en el següent horari:

– De dilluns a divendres de 10 a 12.30 hores

– Dissabte i diumenge de 10.30 a 12.30 hores

En aquestes franges horàries sempre hi haurà un sacerdot que podrà impartir el sagrament de la reconciliació o confessió sacramental; es podrà fer la visita al Santíssim Sagrament; i rebre l’atenció espiritual que se sol·liciti, guardant sempre les mesures de seguretat i sanitàries que demana el Govern i les autoritats sanitàries.

Seguirà l’Atenció espiritual via telefònica al 933014347 i es podran sol·licitar Sufragis per les víctimes de la pandèmia a: montalegre@montalegre.org

MISSATGE DEL SANT PARE FRANCESC PER PASQUA

MENSAJE URBI ET ORBI
DEL SANTO PADRE FRANCISCO

PASCUA 2020

Basílica Vaticana
Domingo, 12 de abril de 2020


 

Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua!

Hoy resuena en todo el mundo el anuncio de la Iglesia: “¡Jesucristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!”.

Esta Buena Noticia se ha encendido como una llama nueva en la noche, en la noche de un mundo que enfrentaba ya desafíos cruciales y que ahora se encuentra abrumado por la pandemia, que somete a nuestra gran familia humana a una dura prueba. En esta noche resuena la voz de la Iglesia: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!» (Secuencia pascual).

Es otro “contagio”, que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia. Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!». No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no “pasa por encima” del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios.

El Resucitado no es otro que el Crucificado. Lleva en su cuerpo glorioso las llagas indelebles, heridas que se convierten en lumbreras de esperanza. A Él dirigimos nuestra mirada para que sane las heridas de la humanidad desolada.

Hoy pienso sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus: los enfermos, los que han fallecido y las familias que lloran por la muerte de sus seres queridos, y que en algunos casos ni siquiera han podido darles el último adiós. Que el Señor de la vida acoja consigo en su reino a los difuntos, y dé consuelo y esperanza a quienes aún están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que están solas. Que conceda su consolación y las gracias necesarias a quienes se encuentran en condiciones de particular vulnerabilidad, como también a quienes trabajan en los centros de salud, o viven en los cuarteles y en las cárceles. Para muchos es una Pascua de soledad, vivida en medio de los numerosos lutos y dificultades que está provocando la pandemia, desde los sufrimientos físicos hasta los problemas económicos.

Esta enfermedad no sólo nos está privando de los afectos, sino también de la posibilidad de recurrir en persona al consuelo que brota de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación. En muchos países no ha sido posible acercarse a ellos, pero el Señor no nos dejó solos. Permaneciendo unidos en la oración, estamos seguros de que Él nos cubre con su mano (cf. Sal 138,5), repitiéndonos con fuerza: No temas, «he resucitado y aún estoy contigo» (Antífona de ingreso de la Misa del día de Pascua, Misal Romano).

Que Jesús, nuestra Pascua, conceda fortaleza y esperanza a los médicos y a los enfermeros, que en todas partes ofrecen un testimonio de cuidado y amor al prójimo hasta la extenuación de sus fuerzas y, no pocas veces, hasta el sacrificio de su propia salud. A ellos, como también a quienes trabajan asiduamente para garantizar los servicios esenciales necesarios para la convivencia civil, a las fuerzas del orden y a los militares, que en muchos países han contribuido a mitigar las dificultades y sufrimientos de la población, se dirige nuestro recuerdo afectuoso y nuestra gratitud.

En estas semanas, la vida de millones de personas cambió repentinamente. Para muchos, permanecer en casa ha sido una ocasión para reflexionar, para detener el frenético ritmo de vida, para estar con los seres queridos y disfrutar de su compañía. Pero también es para muchos un tiempo de preocupación por el futuro que se presenta incierto, por el trabajo que corre el riesgo de perderse y por las demás consecuencias que la crisis actual trae consigo. Animo a quienes tienen responsabilidades políticas a trabajar activamente en favor del bien común de los ciudadanos, proporcionando los medios e instrumentos necesarios para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas.

Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar. Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos. Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos y, sobre todo, la posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria. Considerando las circunstancias, se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada, y se afronten —por parte de todos los Países— las grandes necesidades del momento, reduciendo, o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres.

Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas. Entre las numerosas zonas afectadas por el coronavirus, pienso especialmente en Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial, este continente pudo resurgir gracias a un auténtico espíritu de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado. Es muy urgente, sobre todo en las circunstancias actuales, que esas rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente. Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero. Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras. Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones.

Este no es tiempo de la división. Que Cristo, nuestra paz, ilumine a quienes tienen responsabilidades en los conflictos, para que tengan la valentía de adherir al llamamiento por un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo. No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas. Que sea en cambio el tiempo para poner fin a la larga guerra que ha ensangrentado a la amada Siria, al conflicto en Yemen y a las tensiones en Irak, como también en el Líbano. Que este sea el tiempo en el que los israelíes y los palestinos reanuden el diálogo, y que encuentren una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz. Que acaben los sufrimientos de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania. Que se terminen los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en varios países de África.

Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas. Que el Señor de la vida se muestre cercano a las poblaciones de Asia y África que están atravesando graves crisis humanitarias, como en la Región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. Que reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías. Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados —muchos de ellos son niños—, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía. Y no quiero olvidar de la isla de Lesbos. Que permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria.

Queridos hermanos y hermanas:

Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso.

Con estas reflexiones, os deseo a todos una feliz Pascua.

Missatge del Sant Pare Francesc per Pasqua

 

CAMPANYA “JO DONO MENJAR AL RAVAL” 17 i 18 d’abril 2020

(traducció literal de la carta que s’adjunta en pdf)

“Estimades famílies de Barcelona: Primer de tot, enviar-vos una forta abraçada, especialment per a aquelles famílies que hagin patit la pèrdua d’un ésser estimat o estiguin actualment lluitant contra el Covid19. Som tres ex-alumnes de Col·legi LA FARGA (Mirasol de Barcelona) que al costat de les nostres dones i fills volem donar un cop de mà a 350 famílies (1.500 persones) que viuen al barri de Raval. Habitualment aquestes famílies reben l’ajuda a través de lAcció Social Montalegre, però. a hores d’ara, ja s’estan quedant sense aliments. (www.montalegre.org).

L’Acció Social de l’Església de Montalegre (antiga Casa de la Caritat de Barcelona) ens ha lliurat un permís especial, per mediació de l’Ajuntament de Barcelona, destinat a voluntaris i vehicles autoritzats per a recollida d’aliments. El moment present està sent molt dur en moltes llars i especialment en barris com el Raval de Barcelona, ​​no deixem que ningú es quedi enrere. Junts podem guanyar al COVID19. Us volem animar a que, si podeu, sigueu partícips en la campanya de Recollida d’Aliments que realitzarem els propers dies: El DIVENDRES 17 d’abril i el DISSABTE 18 d’abril seran els dies “D” recollida. (Les Instruccions de la recollida estan en el document adjunt) PASSAREM PEL VOSTRE PORTAL. Moltíssimes Gràcies de tot cor !!

 Signat per:

Abel Hernández Doménech

Jaume Doménech Vinya

Martin Teixidó Kürschner

 AGRAÏMENTS: A tots els que aneu a participar i ho fareu possible. A tots els Col·laboradors.

COORDINACIÓ, LOGÍSTICA i DUBTES cridar només a el telèfon 629331393 (Martin Teixidó Kürschner). “

#YODOYCOMIDAALRAVAL-MONTALEGRE.pdf

Horaris de les celebracions de la Setmana Santa als mitjans de comunicació

Ateses les circumstancies actuals de confinament de la població, us suggerim que seguiu les celebracions eucarístiques i els Oficis de Setmana Santa des dels mitjans de comunicació que creieu oportú, per la televisió, la ràdio i Internet.

La Conferència Episcopal Tarraconense ha facilitat els següents horaris, que compren des del Dia de Rams fins a la Pasqua de la Resurrecció del Senyor.

DIUMENGE DE RAMS 5 d’abril:

  • Missa de la Passió del Senyor des de Roma a les 11 h (La2 de TVE, 13TV), des de Montserrat a les 11 h (TV3, La Xarxa*, MRTV*), des de la Catedral de Barcelona a les 12 h (Ràdio Estel) i des de la Catedral de Tarragona a les 12 h (Tac12)

DIJOUS SANT 9 d’abril:

  • Missa del Sant Sopar des de Roma a les 18 h (La2 de TVE, 13TV), des de Montserrat a les 18.30 h (La Xarxa, MRTV), des de la Catedral de Barcelona a les 18.30 h (8TV i Ràdio Estel) i des de la Catedral de Tarragona a les 17 h (Tac12)

DIVENDRES SANT 10 d’abril:

  • Celebració de la Passió des de Roma a les 18 h (La2 de TVE, 13TV), des de Montserrat a les 17 h (La Xarxa, MRTV), des de la Catedral de Barcelona a les 17 h (8TV i Ràdio Estel) i des de la Catedral de Tarragona a les 12 h (Tac12)
  • Viacrucis des de Roma a les 21 h (La2 de TVE, 13TV)

DISSABTE SANT 11 d’abril:

  • Vetlla Pasqual des de Roma a les 21 h (La2 de TVE, 13TV), des de Montserrat a les 22.10 h (La Xarxa, MRTV, Canal 33 i Ràdio Estel) i des de la Catedral de Barcelona a les 19 h (8TV).

DIUMENGE DE PASQUA 12 d’abril:

  • Missa des de Roma a les 11 h (La2 de TVE, 13TV), des de Montserrat a les 11 h (TV3, La Xarxa, MRTV), des de la Catedral de Barcelona a les 12 h (8TV i Ràdio Estel) i des de la Catedral de Tarragona a les 12 h (Tac12)

* La Xarxa de televisions locals (Banyoles TV, Canal 10 Empordà, Canal Blau, Canal Reus TV, Canal Taronja Anoia, Canal Taronja Central, Canal Terres de l’Ebre, Cugat Mèdia, El 9 TV, ETV, Lleida TV – Segrià, Mataró Audiovisual, Nord TV, Olot Televisió, Penedès TV, Pirineus TV, RTV Cardedeu, TAC12, Tàrrega TV, Televisió de Girona, Terramar Garraf-Penedès, Terramar Tarragona, TV Badalona – RC Badalona
TV Costa Brava, TVR – Televisió del Ripollès)

*MRTV: Montserrat Televisió (Internet)

Horaris de les celebracions de Setmana Santa als mitjans de comunicació

Carta dominical del Cardenal Arquebisbe de Barcelona Omella

Carta dominical | «Setmana de dolor»

La pandèmia del coronavirus que estem patint ens està marcant profundament i obligant a viure una experiència molt dura: plorar els nostres familiars i amics difunts des de la distància sense poder-nos acomiadar d’ells com es mereixen, sense poder viure el dol amb abraçades reconfortants.

I Déu, ¿com pot permetre tot això? Aquesta és la pregunta que ens podem fer. En una conversa amb el periodista Jordi Évole, el papa Francesc va respondre a aquesta pregunta amb un silenci significatiu i amb una invitació a no dir gaires paraules, perquè per trobar sentit al misteri del mal i del dolor no hi ha millor manera que contemplar la vida de Jesucrist i, sobretot, els seus últims dies.

Contemplar els últims dies de la vida de Jesucrist és el que l’Església ens convida a fer durant la Setmana Santa que iniciem aquest Diumenge de Rams. Aquesta serà diferent de totes les que hem viscut fins ara. Ens agermanarem amb les Setmanes Santes viscudes durant anys en molts altres països del món que viuen la guerra, la fam, les epidèmies…

Mirar Jesús en els seus darrers dies ens acostarà al sofriment i a l’experiència dels que pateixen la malaltia i la mort en soledat, lluny de les seves llars i de les seves famílies. Déu, en Jesús, ha experimentat aquest dolor que avui pateixen alguns dels nostres germans i germanes. Déu també plora amb nosaltres davant la mort cruel i aïllada.

Em consola molt mirar el Crist de la capella del castell de Javier a Navarra que, mentre el gran missioner sant Francesc Xavier moria en solitud en una petita illa sense poder entrar a la Xina, va mostrar una estranya suor que va ser, per a la seva família, el signe que Francesc Xavier entrava de la mà del Senyor a la Jerusalem celeste.

Les mares i els pares, com Santa Maria, sofreixen en veure patir i morir els seus fills. Lamenten profundament no poder abraçar-los, acaronar-los, parlar-los i acomiadar-los.

Déu no és tan lluny de nosaltres com ens podria semblar. Déu Pare, el seu Fill Jesucrist, la seva família formada per Maria i l’apòstol Joan, pateixen amb immens dolor i pena una separació radical, injusta, inhumana. Déu ha viscut el dolor, ens comprèn, ens acompanya en el patiment i plora amb nosaltres.

Entrem en el dolor de la Setmana Santa, potser en un context més pròxim que mai al que van viure Jesús, els seus familiars i els seus amics. Tant de bo que, mirant el Senyor penjat a la Creu, rebem la gràcia d’experimentar el seu amor i proximitat en els moments de dolor i angoixa que estem vivint a causa d’aquesta pandèmia.

Afortunadament, a diferència de Jesús, els nostres germans malalts i agonitzants tenen l’escalf i l’afecte del personal sanitari que, amb un amor immens, els acompanyen en els moments de dolor i passió. Una vegada més dono les gràcies i prego per tots els «cireneus», totes les «Maries» i tots els «Joans» que acompanyen els nostres germans en el moment de la creu.

La Setmana Santa no acaba amb la Creu del Divendres Sant. Esperem amb gran esperança el Diumenge de la Resurrecció. La mort i el sofriment injustos no tenen la darrera paraula. Una vida viscuda des de l’amor no pot morir. Gràcies, Déu Misericordiós, per fer-nos aquest regal.

Benvolguts germans i germanes, deixem que en la debilitat de les nostres llàgrimes i en la vulnerabilitat de les nostres vides, es manifesti la fortalesa de Crist en nosaltres.

† Card. Joan Josep Omella
Arquebisbe de Barcelona

Carta dominical en texte i audio

UNITS A LA CREU DE CRIST

Amb el Diumenge de Rams comencem la Setmana Santa a la qual participarem un cop més del gran misteri de la nostra redempció, de la Passió, Mort i Resurrecció de Nostre Senyor Jesucrist. Des del primer moment li diem a Jesús que volem acompanyar-lo de prop, molt units a Ell en aquests moments que suposen el centre de la història de la humanitat i que, tot i el dolor i sofriment, donen llum a la nostra ànima i a la nostra ment, il·luminen i alimenten la nostra fe i tota la nostra vida.

Aquest any viurem uns dies sants molt especials, molt més que en anys anteriors. Els viurem a casa, seguint les cerimònies litúrgiques a través dels diferents mitjans de comunicació; o confinats a l’habitació guardant quarantena; o al llit d’un hospital; o atenent als malalts o prestant serveis essencials. Sigui quina sigui la situació personal, buscarem unir-nos a Crist, abraçats a la seva Creu i esperant la seva Resurrecció. En cap moment ens sentirem sols i, alhora, no deixarem sol a ningú. Tenim per davant una gran ocasió de viure la comunió dels sants i d’experimentar en carn pròpia l’eficàcia d’aquesta veritat de fe. Amb l’oferiment de tot el que fem o del que no puguem fer, de la malaltia, el dolor i el sofriment, de l’esforç per viure l’alegria en aquests moments difícils, unint-nos a la Creu de Crist i a la dels altres trobarem pau, assossec i enteresa per avançar i vèncer. Amb la pregària, acompanyem a tots i, unint-nos a les misses que celebren els sacerdots, estarem units a tots i tindrem forces per donar-nos als altres.

D’aquesta manera, experimentarem d’una manera més viva i plena el sentit de la Passió, Mort i Resurrecció de Crist, despertarà en nosaltres el desig de ser corredemptors per després anunciar al món que Crist viu i ens estima immensament. Tot i que aquests dies no puguem acostar-nos a rebre els sagraments, però sí desitjar viure la comunió espiritual freqüentment, a l’unir-nos a les celebracions de l’Església experimentarem que és Mare i que el Senyor se’ns fa present en l’Església que és el seu cos místic, i que l’Església és i som els batejats, és a dir, cada un de nosaltres. Aquest pot ser un gran descobriment en aquesta Setmana Santa a casa o a l’hospital.

Hi ha molts recursos per ajudar-nos a viure aquests dies amb intensitat, reaprofiteu. Busquem ficar-nos en els grans moments d’aquesta setmana: el Diumenge de Rams, aclamant el Senyor que ha volgut habitar en la nostra ànima en gràcia i meditant la seva Passió; el Dijous Sant i la institució de l’Eucaristia i de el sagrament de l’Orde sacerdotal, el manament de la caritat; el Divendres Sant revivint el camí de la creu i considerant el lliurament total del Fill de Déu per amor als homes, sentint-nos acompanyats de Maria; la Vetlla Pasqual i el Diumenge de Resurrecció exultant amb tota l’Església i el món sencer perquè Crist Viu i ens obté la vida eterna, la vida per a sempre, encara que hàgim de passar per la creu. Ens unim a tu Senyor en aquest temps de dolor i sofriment sabent que la teva Llum resplendirà de nou.

Maria, Salut dels malalts, consoladora dels afligits, uneix-nos més al teu Fill i entre nosaltres.

Mn. Xavier Argelich

Utilitzem cookies de Google Analytics per analitzar el comportament dels usuaris de la web i veure el contingut que més us interesa. Si continues navegant per la nostra web entenem que acceptes l'us d'aquestes cookies. Més informació de les cookies que fem servir a la nostra Política de cookies.

Configuració de Cookies

A sota pots triar el tipus de cookies que permets en aquest web. Les funcionals són necessàries per al funcionament del web. Les analítiques ens ajuden a oferir-te contingut més interessant segons els vostres interessos. Les de Social Media us ajuda a compartir el contingut que considereu interessant i veure vídeos de youtube.
Prem al botó "Guardar configuració de cookies" per aplicar selecció.

FuncionalsLa nostra web pot contenir cookies funcionales que son necesarias para el correcto funcionamiento de la web.

AnalítiquesUtilitzem cookies analítiques per a oferir més contingut del seu interés.

Xarxes SocialsPer a integrar dades de les nostres xarxes socials aquestes xarxes poden instal·lar cookies de tercers.

AltresAltres cookies de webs de terceres empreses com a Google Maps.